Hay dos clases de
economistas; los que quieren hacer más ricos a los ricos y los que queremos
hacer menos pobres a los pobres. (José Luis Sampedro) (1917-2013) escritor,
economista y humanista español.
Economía dependiente. La actividad tanto ganadera como agraria,
tienen su talón de Aquiles en los siguientes ítems: 1°) Clima. Es decir los vaivenes de este factor, en cuanto a lluvias se
refiere, oscilando desde las precipitaciones
en abundancia hasta llegar a las inundaciones, pasando por la cantidad
normal de agua para los sembradíos hasta llegar a las más severas sequías; son
factores que el hombre no puede manejar a voluntad, sino todo lo contrario.
Hoy, como tantas veces en el pasado hay escasez de lluvias que trajeron como consecuencias
una sequía que afectará la producción agraria, ya que se tendrá una caída de
más de 1.200.000 de toneladas de granos (solo en el trigo) y su correspondiente
baja en la entrada de dólares. 2°) Biología.
La existencia de plagas en los cultivos tanto como en el ganado, son
factores limitantes de la producción. 3°) Química.
El empleo de pesticidas, vacunas y antibióticos que venden los países
industrializados y que aquí se compran y aplican, sus residuos en los productos
exportables son limitantes para la entrada de los mismos en aquellos países que
nos los venden. 4°) Economía. Aquí,
debemos comprender que el precio de los granos, tanto como para las carnes, no
los pone el productor, sino el mercado, entre ellos, en el de Chicago. Si a eso
le agregamos la intermediación, sean acopiadores o empresas cerealeras
trasnacionales, vemos que la parte del león se la quedan ellos, los
intermediarios y las corporaciones.
Conductas de los grandes. Es normal desear grandes ganancias, principalmente
cuando el mercado exterior cotiza las “comodities” por encima de los precios
locales. Aquí hay que hacer una digresión concienzuda. Los costos locales son
en Pesos y como ellos, quieren vender todo al exterior ganando muchos dólares,
pretenden que sean los precios locales iguales que el precio internacional.
Pongamos las cosas en claro, siempre se ha mantenido abastecido primero el
mercado interno, y se han exportado los excedentes. Para frenar “las avivadas”
es que se han puesto las retenciones, limitaciones a las ganancias que se
producirían a costa del estómago de los argentinos. Algo a lo que se oponen las
multinacionales cerealeras esgrimiendo la libertad de comercio. Los productores
se prenden cumpliendo la función de grupo de choque de las empresas, ellos, los
que producen, y ven volar sus ganancias hacia las manos de las multinacionales
exportadoras.
Las
exigencias. No es novedad que los grandes exijan, pisan fuerte, se creen
dueños del país. Pelean por créditos, por el precio sostén, etc. Cuando se
producen las sequías exigen al Estado,
intervención para que los salve. Pero cuando las ganancias se avizoran
grandes, hacen todo lo posible para evitar las reglamentaciones del Estado,
todo en perjuicio de la población local.
El valor agregado. Desde la revolución industrial (mediados
del siglo XVIII) las manufacturas cobraron más valor que los productos básicos
y materia prima. A partir de ese momento, el Reino Unido con su poderosa
industria manufacturera salió a la conquista del mundo. Previamente, su
intención fue puesta en evidencia con una publicación de autor anónimo –Una
Propuesta para humillar a España (1711), lentamente se fue adueñando de las
colonias españolas y no, por la fuerza. En 1806 y 1807 fueron rechazados, pero
la Cámara de Comercio Inglesa de Buenos Aires, comenzó a pisar fuerte,
aprovechando la Alianza Inglesa-española para luchar contra Napoleón. Desde
1810, lentamente, la Pérfida Albion capturó comercialmente a las Provincias
Unidas perdurando en el tiempo. La tan combatida industria nacional tiene que
terminar su desarrollo, aunque no les guste a los de afuera y a los cerebros
lisos locales; las manufacturas sirven como le sirvieron a Inglaterra para
comprar alimentos y dominar el mundo de su época, por esa razón, si la sequía
se prolongara en el tiempo como sucedió en los años 50, con nuestras
manufacturas, podríamos comprar los alimentos faltantes. Parece que eso es
difícil de entender, pero lo que no es difícil de entender, es la voracidad
codiciosa de acopiadores y cerealeras. Sería bueno repensar y adaptar la Junta
Nacional de Granos y la de Carnes a la actualidad, con el objetivo de evitar
ese tipo de actitudes codiciosas, más conocidas como agiotistas; es decir elevar
el precio de los granos y carnes en forma fraudulenta, especulativa sin otro
objetivo que ese y manejar el mercado a su antojo.
Conclusión. Queda demostrado que la actividad agropecuaria no es
suficiente para que un país se enriquezca y sea una potencia económica
independiente. Es necesario, sino imperioso, desarrollar la industria
manufacturera local y tener un punto de apoyo económico mucho más seguro,
estable y mejor herramienta de negociación. Cuyos beneficios incluye, el empleo
de mano de obra calificada y menor desocupación, ya que la tecnificación del
campo ha bajado el número de empleos. ¿Qué piensa ciudadano?