“Yo nunca me metí en política, siempre fui peronista” Osvaldo Soriano / No habrá más penas ni olvidos
Ya sabemos que la culpa de todo
la tiene el peronismo pero… ¿hasta dónde llega “todo”? ¿Cuál es el nivel de
adhesión que el “antiperonismo” -una construcción evidentemente previa al
peronismo- provoca, y cuántos los dislates, perfidias y desatinos se pueden
tolerar sólo y nada más que porque es “la manera” de contradecir las políticas
peronistas?
A sottovoce avisan que,
probablemente, el 4 de junio del año que viene, celebren el 80 aniversario de
la Creación del Antiperonismo (aunque sostengo que nació mucho mucho antes de
la revolución del 1943). Lo que no saben es si intitularlo de esa manera o festejar
el “Día del Único Argumento con el que, en Argentina, se Justifica Cualquier
Atrocidad”. Yo se que es largo pero: ¿alguien ha estimado cuántas personas
murieron durante lo que va de la pandemia por la campaña antivacunas que
hicieron? Porque las tesis revoleadas (ellos no esgrimen: revolean) fueron
varias y variopintas pero, en el subtexto, se leía claramente: “son vacunas
peronistas”.
Es comprensible que algunos y
algunas cierren los ojos y los oídos. También cerraban ventanas y canceles
cuando el “aluvión zoológico” -como lo categorizó de la forma más
discriminatoria posible el diputado radical Sanmartino- recorrió las calles de
Buenos Aires para llegar hasta Plaza de Mayo y pedir por “su” Coronel. Y, a
partir de allí, también cerraron su corazón. Aunque no sus bolsillos para
recibir aguinaldos, vacaciones, premios… Si. Premios. Porque, aunque nosotros
sostengamos que son derechos, ellos creen que son “premios”. Para los
peronistas, claro. Para ellos sí son derechos.
Y después, cerraron el entendimiento.
Cuando nos mataban como moscas por las calles y ellos sostenían que “algo”
habríamos hecho. Lo destaco porque también, debajo de la pátina de duda que
propone la frase, se entendía con claridad que eso nos ocurría porque éramos
peronistas.
Acreditado el Terrorismo de
Estado porque uno de los demonios era el peronismo, ya no hubo nada que no
permitiese esa justificación. Cualquier cosa que hiciesen estaba bien. Porque
defendían el honor y las mejores tradiciones de la Familia Argentina.
Tradiciones como por ejemplo mantener esquemas de esclavitud en el trabajo
rural o en los talleres textiles con sus sistemas de cama caliente. Y el honor
de fugadores de permanentemente crítica al Estado mientras fundan compañías que
venden sus servicios a ministerios, gobernaciones, intendencias y,
paralelamente crean empresas offshore para sacar sus ganancias convertidas en
divisas. Ahhh, pero eso lo hacen para que el “peronismo corrupto” no se robe
los dineros que usted aporta con sus impuestos. Dineros que cualquier otro
puede, por ejemplo, sortear sin que se le mueva “un pelo”. Usted me entiende.
Sí, usted. Que no tiene ni
constructoras que tachonen la geografía con represas, puentes o cintas
asfálticas, ni miles de hectáreas plantadas de soja o trigo (apenas las macetas
con perejil y albahaca en el balconcito); usted que en el exterior sólo ha
depositado su deseo de conocer Roma algún día… usted, usted es antiperonista.
Porque su abuelo le contó que, en
un tiempo, acá, en el país del trigo, tuvieron que comer pan negro… (ahora
usted lo paga a 500 mangos el paquete de poco más de medio kilo porque es rico
en fibra y no contiene grasas trans) o, acaso, porque su familia siempre
hablaba de cuando “esos negros hacían asado con el parquet de las casas que les
regalaba Perón”. Pruebe hacer asado con madera lustrada, alguna vez, y va a ver
el gusto que le deja a la carne…
Diga: ¿hasta cuándo piensa
sostener que “son ricos, no necesitan robar”? Y eso sólo ocurre porque usted
“sabe bien” que NO son peronistas. Es más: que detestan (como usted) a los
peronistas. Es decir…
Bajo esos parámetros se termina
aceptando que se detenga sin causa a políticos (porque son peronistas), que se
juzgue y condene con pruebas falsas a dirigentes (porque son peronistas) y que
se persiga y espíe a sindicalistas (porque son peronistas… aunque no todos y no
tanto).
Y los jueces… ahhh, los
antiperonistas hacen bien en usar distinta vara. En cambio si son justos,
equitativos, imparciales… entonces, son peronistas y hay que hacerles juicio
político. No importa si han dictaminado que a usted no lo roben con las tarifas
de los servicios, no lo estafen con la calidad de productos o no lo esquilmen
con los precios de los medicamentos. “Yo prefiero pagar más caro y que no
vuelva Cristina (uso su nombre como sinónimo de percepción del peronismo)”, he
escuchado decir varias veces. Es evidente que si el que te saquea un “gorila”,
todo es mucho mejor, más distinguido, más paquete, ¿viste?... Con esos ojitos
celestes…
Preocupados por la colonización
cultural, hemos desatendido la “antiperonización” político-costumbrista y damos
la batalla con muchos “nosotros” tratando de parecerse a ellos para ser
aceptados. Son (¿somos?) los que pagan la cuota del club que no los quiere como
socios… y que nunca los va a querer, porque aunque hagan antiperonismo de
rúcula y empanada en frasco, se compren ropa de marca y manejen autos
importados, para los que construyeron el antiperonismo antes de que Perón
hubiese nacido (y si no, explíqueme “Civilización y Barbarie”), no van a dejar
de ser “cabecitas” venidos a mas.
Por eso, cualquier barbaridad que
ocurra en esta Patria nuestra, cualquier dislate, cualquier crimen, cualquier
atrocidad, podrá ser justificada porque… “el peronismo”. No hay víctimas
peronistas. Tampoco merecen Justicia.
Mientras tanto, los que comenten las tropelías, se pasean sonrientes, tranquilos, impunes… “antiperonistamente”.
* Licenciado en Letras, Docente Universitario, Periodista, Actor, Director de Teatro, Analista Político, Escritor y Trabajador de la Cultura