Hace 47 años. Todo está grabado en mi memoria.(Por: Eduardo Finocchi*) - Notas de Opinión

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viernes, 8 de abril de 2022

Hace 47 años. Todo está grabado en mi memoria.(Por: Eduardo Finocchi*)

 

Con mi familia, mi esposa María, mis hijas de 2 y 3 años y Gustavo mi primer hijo varón, de tan solo dos meses, nos preparábamos para festejar la Navidad, allá por diciembre de 1975.

Estaban mis suegros, y entre otros, la tía María, hermana de mi suegra Josefa, cuando le avisan algo y se fue muy nerviosa.

En esos momentos estaba ocurriendo la madre de las batallas en una de las épocas más oscuras de nuestro País.

Una organización guerrillera intentaba el copamiento del batallón de arsenales del Ejército Domingo Viejo Bueno, de la localidad de Monte Chingolo, provincia de Buenos Aires. Enfrentamiento que anticiparía la criminalidad del Ejército que torturaría y asesinaría a los rendidos, entre ellos Norma Finocchiaro, prima de mi esposa.

En esos días el ERP  (Ejército Revolucionario del Pueblo), realizaba el ataque al batallón de Viejo Bueno, en Monte Chingolo, provincia de Buenos Aires, un plan que les fracasó, porque el EA ya estaba advertido porque había logrado infiltrar gente de su Servicio de Inteligencia, en las filas guerrilleras.

Luego de la rendición, fue tal vez allí donde comenzó, lo que después del golpe de estado impondría el ejército, la tortura y desaparición de detenidos.

La gran crisis económica instalada desde la interrupción democrática, la proscripción política, persecución, tortura y exterminio, iniciados con el golpe de 1955 con el derrocamiento de Perón, impulsaría la violencia política que desembocaría en la movilización popular del 69 año del “Cordobazo”, que me tocó vivir haciendo el servicio militar en el RI3 de La Tablada provincia de Buenos Aires.

Esa época fue el comienzo de las guerrillas urbanas como un intento de recuperar las pérdidas de derechos impuestas a los trabajadores y siguiendo el modelo cubano, se buscaba reemplazar a las Fuerzas Armadas de la oligarquía" por "fuerzas armadas populares".

Llegábamos a fines de 1975 con una fuerte pérdida del poder adquisitivo, época del "Rodrigazo", un plan aplicado por el entonces ministro de Economía, Celestino Rodrigo (vinculado a López Rega) donde se decreta una devaluación del 150 por ciento, aumento de tarifas del 200 por ciento y aumento de combustibles del 172 por ciento. La inflación que rondaría el 300 por ciento. Lo sufrí en carne propia por ser la época que estaba construyendo mi humilde casa de 58 mts2. Por un plan del Banco Hipotecario Nacional.

Época de terror y desconocimiento, muchos no entendíamos bien que pasaba, se sucedían enfrentamientos entre bandas parapoliciales de ultraderecha y organizaciones armadas, hasta que llegó el orquestado golpe militar del 76, que también sufrí, pues el marino que había sido designado por el gobierno de facto, como Director del Teatro Argentino de La Plata, despidió a la mitad del personal y me tocó a mí con tres pequeños hijos (Gustavo de solo 9 meses).

Volviendo a la batalla de diciembre de 1975, el ERP, en realidad su brazo armado, al decidir el copamiento del regimiento de Viejo Bueno, planeaba quedarse con un importante armamento para continuar su lucha armada.

Por lo que he leído y consultado posteriormente, el plan contemplaba la acción de más de un centenar de jóvenes, para combatir respaldados por grupos de contención distribuidos por distintos puntos del Conurbano, con el propósito de impedir la movilización de las fuerzas de seguridad y del Ejército.

Recuerdo el relato de Celia, prima de mi suegra, que se trasladaba a trabajar a la fábrica Alpargatas y por un corte que habían realizado los combatientes, no pudo pasar.

Por los infiltrados del ejército entre los combatientes, se pudo organizar la defensa del lugar y sabotear algunos armamentos que utilizarían los guerrilleros.

La historia dice que cuando momentos antes de amanecer un camión repleto de guerrilleros ingreso en el cuartel fueron sorprendidos por efectivos del Ejército que los esperaban en el interior de la unidad y que, en pocas horas, repelieron el ataque.

El saldo final del combate fue un número impreciso de casi 70 integrantes del ERP caídos en el cuartel y en las zonas cercanas, incluidos unos 30 detenidos que fueron torturados y fusilados ilegalmente; entre los que se encontraba Norma, prima de mi esposa, una de los cabecillas, que ingresó con total fervor, enceguecida por la desaparición poco días antes de su amado esposo Jorge, a quien nunca más pudo ver. A esto hay que sumarle medio centenar de civiles muertos en los alrededores, y 10 militares y policías abatidos.

La derrota en Monte Chingolo constituyó un duro golpe para el ERP que desde ese momento comenzó a reducir su actividad y casi desaparecer.

Hoy, en estos tiempos tan difíciles de falta de trabajo, problemas de vivienda y alta inflación, recordamos aquellos días con temor y deseando que no regresen.

*Eduardo Finocchi / Fotógrafo / Webmaster / 4-2022

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