“Aconsejar
austeridad a los pobres, por lo menos es a la vez, grotesco e insultante. Es
como aconsejar que coma menos al que se está muriendo de hambre”. Oscar Wilde
(1854-1900) poeta, dramaturgo irlandés.
El fraude
preelectoral. Con una efervescencia prácticamente nunca vista, lo devotos seguidores de
Milei, al grito de ¡motosierra! votaron a quien los apuñalaría; por más que
diga que les avisó y que fue claro el accionar, la masa eufórica ni pensó lo
que se venía. Si votaron porque había inestabilidad de precios y el sueldo no
alcanzaba, si votaron por resentimiento o porque sus expectativas no fueron
cumplidas, es evidente que lo hicieron por enojo y sin pensar las
consecuencias. Y ahora que, las cartas están sobre la mesa, con una clase media
a la que les cercenó el salario en 118% por la devaluación, donde comenzaron
los despidos, la suspensión de la obra pública y la privatización a ultranza de
empresas estatales, todo eso es una herida que no cerrará, todo eso solo
beneficiará a los de la clase alta. Tener hambre porque lo despidieron, no
cabe cuando hay una familia que no come. Recordemos que fueron los de la clase
media y los de más abajo quienes votaron en masa al inútil. Traición no fue,
les avisó a todos. Aún, así, insistieron y pronto se verán las consecuencias.
Las esperanzas insatisfechas. Presentes
desde hace mucho tiempo. Y viene al caso el antiguo slogan “Alpargatas sí,
libros no”. Aquí hay que aclarar el por qué de tal expresión, tantas veces mal
interpretada adrede y por ignorancia. La más alta cultura de la Nación se ha
presentado como una inmensa frustración: la conducta entre los universitarios y
los que no pudieron acceder a una instrucción superior. Podemos referirnos sin
temor a equivocarnos, sobre los injustos privilegios y actos “non sanctos” de
quienes usan como escudo esa capacitación superior. Y a nivel político, lo que
siente el ciudadano común como intolerable es el latrocinio y el egoísmo de quienes
llegan a los altos puestos políticos y de la administración pública, y que
están entre los que se presupone mejor preparados del país. El sistema
educativo nunca ha podido prevenir, ni asegurar que todos aquellos que se gradúan,
tengan una garantía de honradez, decencia y cordura. Hoy estamos ya a un paso
de la entrega de todos los recursos estratégicos del país y la destrucción del
tejido social. Es la confirmación de la Nueva Fenicia: un lugar para hacer
cualquier negocio con los bienes del país. A la actual dirigencia política
Estatal recientemente asumida “se le cae la baba ante los pingües negocios
personales” que vendrán o se intentan con el vergonzoso DNU.
Somos el
descarte. La
reforma laboral con la que se habían propuesto borrar años de luchas de la
clase trabajadora se ha puesto en marcha. 150 años de jurisprudencia tirados a
la basura de un plumazo. La alteración del régimen previsional, realza una vez
más el descarte de la clase pasiva. Ya no producen, solo consumen, igualmente
se les reducirá la atención médica, se les cercenarán sus jubilaciones mediante
el ajuste, condenándolos a fenecer por hambre. Lo notable es que hace solo 8
años Mau intentó llevar a cabo ese gerontocidio y nadie lo recuerda. Tampoco cuando, dilapidó U$S 50.000 millones
del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, para negocios financieros non
sanctos. Quieren reinstaurar el curro de las AFJP tal cual lo instaló Mingo
Cavallo. La privatización de empresas del Estado, fundadas en un momento de nuestra
historia en que, los emprendedores privados no les interesaba invertir, fueron
la piedra basal de la industrialización y de las comunicaciones. La única
empresa privada que se estableció en el país (1930) fue la Hispano Argentina,
que fabricó autos, y camiones para el Ejército, e igualmente armas, claro que
tuvo que soportar la contra de la oligarquía vernácula. Años más tarde por
Iniciativa del Tcnel. Manuel Savio, nace
Fabricaciones Militares con Altos Hornos Zapla y seguidamente otras empresas estatales,
que tomaban la iniciativa de industrialización. Pero Milei es como el perro del
Hortelano, no come ni deja comer. Pretende privatizar todo y otorgar a las
corporaciones el libertinaje necesario para que el Estado pase a ser un órgano
ejecutor de cercenamientos de derechos a la clase trabajadora. Y un socio bobo.
Los descartados, es decir, nosotros, los trabajadores, quedaremos a merced de
la voracidad de las grandes corporaciones. Tales entes, se dedicarán a la
industria estractivista, a la exportación de materias prima hasta su
agotamiento, atendiendo los lugares más rentables –según Milei, es lo único que
importa.
Ignorancia,
soberbia y desprecio. Nada más evidente, la ignorancia superlativa de quien hoy es
el Presidente; creído de su “sapiencia”, cuando en realidad, él, es un
instrumento de un grupo de empresarios locales e intereses supranacionales.
Dentro de los primeros está Mau, que siempre quiso imponer un sistema en donde
cada uno de nosotros sea una pieza descartable de un sistema que solo contribuiría
a su enriquecimiento, sin valores espirituales ni morales. Él, el menos dotado
intelectualmente, pero con una marcada obsesión que es demostrar a los demás
que, él sabe; Sturzenegger, responsable del megacanje junto a Migo Cavallo y Melconian,
que como antes, hoy, ESTATIZARON DEUDA PRIVADA, Eurnekian el “patroncito de Milei,
Magnetto el jerarca de los medios; encima de eso, Elon Musk es invitado al
saqueo. Los locales como los foráneos, vienen por ganancias rápidas y muy poco
les importa el asunto de la soberanía, el medioambiente y menos que menos, de
la Patria. La Pato Bullrich, reconocida militante de todas las facciones
políticas y a todas luces dipsómana, es inhabilitada sicológica para ejercer
cualquier función. La Canciller Mondino (con prontuario) y el vocero
presidencial Adorni, mostraron su desprecio hacia las clases medias y bajas,
“creídos”, haciendo gala de una cultura que no poseen, zafios e ignorantes por
naturaleza, se ríen y nos miran con sorna, ni siquiera se les da por pensar que
fueron concebidos como cualquier OTRO mortal.
Calígula, emperador romano, designó Senador a Incitatus, su caballo
preferido. Él recordaba constantemente que el pueblo debía
sufrir para valorar su inmensa grandeza, que los sacaría de los problemas. El
55% de nuestros ciudadanos, para no ser menos, eligió a nuestro desquiciado
Presidente, y ahora se quejan. Bueno, “en el pecado tendrán su penitencia”,
decía mi abuela.
*Dr. Héctor Pomini / 28-12-2023