“Los pueblos nunca saben, ni
ven, sino lo que se les enseña y muestra, ni oyen más que lo que se les dice”-
Manuel Belgrano (1770-1820) abogado, economista, militar argentino-
Cuando los
brutos vinieron marchando. Han tenido y tienen la voracidad para destruir todo aquello
que es manejado por el Estado, sumemos la cuota de ignorancia –que no es poca-
y la necesidad de que el privado lo haga. Tal actitud nos ha llevado a gastar
sin necesidad, uno U$S 600 millones por un cargamento de GNC, cuando con solo
U$S 35 millones se finalizaba una planta compresora necesaria. Además, se
quitaron medicamentos oncológicos a pacientes porque “no hay plata”. Tal medida
causó varias muertes evitables –eso es literalmente abandono de paciente.
Ahora les quitan los subsidios a los discapacitados ¡vamos! El odio
enceguecedor les anula la poca sesera que les funciona; pretenden una política
Darwiniana: que superviva el más apto. No hay valores morales ni humanitarios.
Haciendo
turismo entreguista. Viajando aquí, allá y acullá, en busca de una autopromoción
de “verdadero mesías”, causando enemistades innecesarias con quienes no piensan
como él, y ofreciendo leyes que permitan hacer lo que los inversores quieran,
tanto con los ciudadanos, como con los
recursos naturales. Hoy, cuando los principales países desarrollados del mundo
han decidido ponerle límites a la Inteligencia Artificial, este Presidente
pretende no poner límites legales a las empresas que trabajen en ese tema; evidentemente,
nunca piensa en que siempre aparece alguien con objetivos que representan un
gran peligro para la sociedad entera; como, por ejemplo: manipulación de las
voluntades o directamente esclavizarla en beneficio de unos pocos. Piensa nada
más que en dólares.
Hambre en el
país de la comida. Dijo, además: “que el Estado no intervendrá más en los comedores y que,
si la gente, que no es idiota, encontrará la solución, no se morirá de hambre”.
Siendo la máxima autoridad, tiene la obligación de cuidar a la ciudadanía que
habita dentro de los límites de nuestro territorio. Hay que ser un resentido al
máximo nivel para desear y no preocuparse para nada por sus conciudadanos.
Alguien tiene que bajarlo del pedestal en que se ha encaramado, defraudando a
aquellos que de buena fe lo votaron; otros que piensan todavía que hay que
esperar, no tienen ni idea de lo que se les viene. Por extensión de la misma
política, poco importa la salud pública; dentro de todo esto se encuentran los
planes de vacunación-los mismos que abolió Macri- y el sistema de hospitales,
tantas veces denigrados, pero que como muchas veces lo expresé: son joyas del
sistema y formador de médicos.
Alineación con
el Gran Hermano. No hay prueba más evidente de la personalidad del Presidente y su séquito,
de ser servil con el poderoso (USA) y altivo y soberbio con los desvalidos.
Aquí debemos separar los tantos. Por un lado romper la unidad Sudamericana,
criticando y despreciando a nuestros
vecinos, para luego ir a pedir la escupidera a Brasil por el tema del GNC –algo
que demostró impericia, ignorancia e improvisación- y vale la pena aclarar: los
privados saben de negocios personales, no entienden nada de administrar el
Estado. En síntesis, muchos frentes de conflicto; sin entender que los
países, al igual que las personas CONVIVEN. Por otro lado, es decir con las
clases inferiores, los desocupados y los pobres. Como si estos fueran los
responsables de todas las desgracias agravadas por este Gobierno: eso es Odio
de clase social. El grado de insensibilidad superlativo demostrado al negar la
distribución de alimentos a los comedores, es a todas luces, inigualable,
muchísimo peor que lo llevado a cabo por la antigua y desaparecida Sociedad de
Beneficencia, que al menos calmaba a los estómagos. Hoy se pretende culpar de
todos los males a las clases más bajas, como si los que hoy detentan el poder
fueran puros y santos; hay una ventaja, hoy se saben todas las miserias y
negociados, sea tarde o temprano, la verdad sale a flote, mientras el hambre
asuela en el país de la comida.
¿Reacción o no
reacción? Esa es la cuestión. Hace tiempo que el pueblo de la Nación Argentina soporta
groseros maltratos. Siempre se ha caracterizado por su mansedumbre y aceptación
de las situaciones que lo afligen; se está tensando en demasía la cuerda de la
paciencia. Mientras, la clase dirigente mira para otro lado y sigue preparando
el saqueo, sigue en el más descarado ritmo de ostentación y banalidades que
ofenden a la inteligencia. Dado el creciente malestar en el país, no sería raro
que al igual que lo sucedido en Misiones, este fenómeno se extienda a todo el
país como una mancha de aceite. Me recuerda todo, a las profecías de Benjamín
Solari Parravicini enunciadas por los años 30, “Argentina tendrá su Revolución
Francesa en triunfo” ¿Será? Ud. ciudadano
¿Qué piensa de todo esto?
*Dr. Héctor pomini / 7-6-2024