La hipocresía es el acto en que un individuo se comporta de forma contraria a los valores que dice sostener. Más sencillo: es cuando alguien hace cosas contrarias a las que pregona.
Dos episodios recientes lo muestran con claridad. Javier Milei es un perfecto hipócrita. Se queja de las agresiones de otros presidentes, pero es una usina de insultos. En esa lógica no le importa afectar los intereses del país. Cuestiona un viaje de periodistas con auspicio de empresas privadas, pero viaja a reuniones políticas con fondos públicos.
Es conocido que el líder libertario es un experto en el arte difamar a los periodistas que no lo aplauden y a cualquier dirigente que no adhiera a su particular visión ideológica. Esta semana publicó en la red social X, bajo el título “El perfecto dinosaurio idiota”, un posteo donde cuestionó a Luis Arce, presidente de Bolivia y a aquellos que lo criticaron por no haber repudiado el intento de golpe en ese país el 26 de junio pasado: “se conoce el fraude montado en Bolivia y el perfecto idiota, en lugar de aceptar su error me critica por dejar su estupidez a la vista”. Luego volvió a atacar al presidente de Brasil: “Luego de las agresiones de Lula (en especial su fuerte interferencia en la campaña electoral y apoyo sólido a la campaña más sucia de la historia) se queja porque le respondo con verdad (ha estado preso por corrupción y es comunista…)” y agregó: “Así son estos idiotas exaltadores de las formas por carecer de contenido y que además son esclavos del sobre, lo cual los hace ser funcionales a los gobiernos corruptos…”.
El otro ataque lo sufrieron los periodistas de Urbana Play María O’Donnell, Andy Kusnetzoff, Sofía Martínez y Matías Martin. El lunes pasado, una cuenta libertaria, de las tantas que amplifican mensajes de odio en X, publicó una foto que se hicieron los cuatro periodistas en las tribunas del Hard Rock Stadium de Miami durante el partido de la Selección Argentina contra Perú con el mensaje: “Esta es la izquierda solidaria, la que gasta su dinero en gustos superfluos en vez de distribuir sus ingresos con los que menos tienen. Porque recuerden: el zurdo es capitalista con la suya y socialista con la ajena”. Milei lo replicó agregando una frase irónica: “AQUÍ TENÉS CRÍTICOS OBJETIVOS. Fijate de quién inexplicablemente hablan bien y descubrirás todo un mundo nuevo”. La solidaridad con los colegas, de probada honestidad, no se hizo esperar. Habían viajado a cubrir el evento enviados por la radio en la que trabajan y con el aporte de empresas privadas que auspician sus programas. No había nada cuestionable en esa cobertura.
Los dos episodios revelan el alto nivel de hipocresía en sangre del presidente de los argentinos. En la misma semana que cuestionó el viaje de los cuatro periodistas, Milei anunció que no participaría de la cumbre de presidentes del Mercosur -no hay organismo más trascendente para el país-, pero confirmó que viajaría a Camboriú a la Conferencia Política de Acción Conservadora, una cumbre de políticos de derecha donde podría reunirse con Jair Bolsonaro. El ex presidente de Brasil está condenado por abuso de poder e inhabilitado por ocho años para participar de elecciones, mientras se lo sigue investigando por la posible instigación a interrumpir el proceso democrático después de su derrota electoral. El viaje no tiene nada que ver con los intereses nacionales y será costeado con fondos públicos. Es decir que será pagado por todos los argentinos.
La mayoría de los viajes que hizo el presidente libertario no tienen relación con su investidura ni responden a reuniones bilaterales con sus pares. De sus once visitas internacionales en sólo cinco mantuvo encuentros con presidentes, el resto fueron encuentros con empresarios, eventos de la derecha, recepción de premios y encuentros con líderes religiosos. Viajó cinco veces a Estados Unidos, pero no visitó a ningún país de la región. Ahora va a Brasil, pero no a encontrarse con el presidente del principal socio comercial de Argentina sino con su rival. Milei acumula en sus seis meses de gestión conflictos serios con los presidentes de Chile, Colombia, Bolivia, Brasil, España y China a los que agravió y destrató públicamente.
Eso sí, el problema son los otros.
*Periodista, escritor, cazador de historias… Así es Reynaldo Sietecase, bloguero exclusivo de Periodismo.com. / Seguilo en Twitter: @Sietecase