Pegar y mentir. (Por: Por Luis Bruschtein*) - Notas de Opinión

Leer:

.

sábado, 14 de septiembre de 2024

Pegar y mentir. (Por: Por Luis Bruschtein*)

 


De los gases en los ojos a las operaciones mediáticas grotescas. Después de agredir a una nena de diez años durante la represión del acto por los jubilados, el gobierno trató de culpar a la madre y a los voluntarios sanitarios que las ayudaban. Y de postre, panqueques.

El policía que agredió a la nena de diez años en la marcha a favor de los jubilados emergió como símbolo de la era Milei. Representó la cobardía. Pero además esa nena y el policía de la Federal, que fue a buscarla para lanzarle veneno a la cara, fueron la escenificación del abuso del más fuerte y poderoso frente al más débil. Al atacar a la nena, el policía representó al gobierno que le saca a los jubilados para darle a los más ricos. Como le dijo una vez Néstor Kirchner a Patricia Bullrich: “¿Cuál es la gracia de ser fuerte con los más débiles y débil con los más fuertes?” Pocos minutos antes de la agresión del policía abusador, en el interior del Congreso un grupo de legisladores habían protagonizado una votación más sucia que un chiquero.

El macrismo inauguró la utilización de discursos de inversión del sentido: El que roba acusa a los demás de ladrones. Lo mismo hacen el corrupto y el violento. Se adelantan a acusar a los otros de lo que saben que deberían acusarlos a ellos. Fue el signo de la oposición macrista a los gobiernos kirchneristas y ahora es usado en forma habitual, a niveles a veces grotescos.

Trataron de hacer eso a partir de las imágenes que circulaban en los portales de la nena que lloraba sin poder abrir los ojos por el gas pimienta. Intentaron usarla con sentido inverso. O sea, convertir a la madre de la piba, o a quienes la ayudaban, en los violentos y agresores. La viceministra Alejandra Monteoliva fue a TN para mostrar un video borroso, donde no se distinguía nada, no se veía a la nena, solamente un grupo fuera de foco, algún chaleco anaranjado y punto. “Se ve que fue ella, pero todavía no pudimos identificarla”, explicó la señora como si dijera “elemental, mi querido Watson”. La del chaleco naranja es la asesina.

La señora Monteoliva, que dice haber asesorado a Bukele, a los hondureños y a otros gobiernos y exhibe un título de magíster en Seguridad, se explayaba con Jony Viale: “Como pueden observar, no hay ningún efectivo cerca de los hechos, los que tiraron gas se encuentran entre los manifestantes que rodean a la niña”.

El video trucho circuló también por La Nación+, y cuando se descubrió el armado tan berreta, enojó a periodistas que, por lo general, se alinean con el macrismo. Entonces salió Patricia Bullrich para justificar al abusador y responsabilizar a la madre. “Los policías tienen cascos con visera, no pueden ver bien. La culpa es de la madre irresponsable que lleva a su hija a un acto rodeada de violentos”.

Amnistía Internacional, el Cels y la Comisión Provincial de la Memoria cuestionaron la represión. En democracia, el efectivo que se acercó a la nena y le buscó el rostro para descargar el gas tóxico, tendría que ser castigado. Ante la sociedad, el sentido corporativo que fomenta Patricia Bullrich confunde a todos los policías con el que cometió el abuso. Así la palabra “policía” pasa a significar “abuso”.

Hasta el momento que comenzó la represión, el acto había transcurrido en forma pacífica. Fue un acto masivo, con mucha gente que no llegó encolumnada, incluso grupos familiares con chicos, porque ese día no hubo escuela. Algunas de las columnas no pudieron llegar hasta la plaza, en parte por la cantidad de manifestantes y, en parte por los obstáculos que ponía el dispositivo de seguridad. Hubo columnas de sindicatos, de movimientos sociales, partidos de izquierda, grupos con banderas radicales y una enorme columna de la provincia de Buenos Aires encabezada por Axel Kicillof, pero fue un acto sin dueño partidario.

Pocos minutos antes de la represión, el oficialismo había conseguido frenar el aumento a los jubilados sobre la base de numerosos legisladores que cambiaron su voto. Cinco de ellos, del bloque radical, se habían reunido el día anterior con Javier Milei, quien por primera vez participó en negociaciones políticas. Los cinco cambiaron su voto, incluyendo al tucumano Mariano Campero, que pocos días antes había defendido el proyecto que ahora ayudaba a rechazar. La excusa de su voltereta fue que el proyecto presentado por el radicalismo para aumentar las jubilaciones era un intento desestabilizador del kirchnerismo.

Hubo foto de la reunión con Milei. La difusión de la imagen fue para cerrar cualquier posible arrepentimiento y demostró que el gobierno entregó algo a cambio, es decir, los compró. Cuál habrá sido el precio para entregar a los jubilados será una incógnita que quedará en la conciencia de los que cambiaron su voto. De la misma manera hubo abstenciones y ausencias entre legisladores que responden a los gobernadores de Río Negro, Misiones y Salta.

Ayer en Merlo, Cristina Kirchner recibió el doctorado Honoris causa de la Universidad Nacional del Oeste. En un verdadero acto de masas, retomó su advertencia sobre el bimonetarismo de la economía argentina y desgranó las limitaciones de la política económica del gobierno. “Largá a los austríacos, Milei, largá a Milton Friedman —agregó— y agarrá el manual de Argentina”.Todas las encuestas indican que Cristina Kirchner mantiene su fuerte gravitación en el conurbano y en la provincia de Buenos Aires, que son distritos donde ha caído la imagen de Milei.

Con números negativos en la producción y el consumo y otro aumento de la inflación, que volvió a pasar el cuatro por ciento en agosto, el panorama se complicó para Milei en un ambiente donde los números ya no le dan a favor. Cerca del gobierno afirmaron que presentará en el Congreso un proyecto de Presupuesto inviable, con la esperanza de que lo rechacen. En la madrugada del viernes, el Senado rechazó el decreto de los cien millones de dólares para la SIDE y aprobó el aumento del presupuesto universitario.

Entre los criterios que trascendieron del proyecto que presentará mañana, prima la idea del déficit cero, o sea que cualquier partida que aumente tendrá que tener un ingreso que lo sostenga. Pero al mismo tiempo se indica que cualquier ingreso nuevo se utilizará para reducir impuestos a los ricos. Y si los ingresos disminuyen, habrá más ajuste. En realidad, el último ítem es el que vale, ya que no hay ninguna fuente nueva de ingresos y como la economía sigue en caída libre, la recaudación también será negativa. El resultado será más ajuste.

El Presidente preparó un espectáculo con las muletillas que le han servido para ganar incautos. Ya adelantó que “la casta hará todo lo posible para que no se apruebe un presupuesto austero libertario”. El mismo domingo y a esa hora, iba a ser el programa de Susana Giménez, admiradora de Milei que se radicó en Uruguay molesta por los impuestos argentinos. La hermana Karina, la llamó en persona para que atrase su debut.

Los bloques opositores estaban discutiendo si se presentarán en el recinto o si dejarán solo al Presidente. Algunos calculan que, por lo menos, la mitad del salón podría estar vacío y que sería rellenado con público no legislativo. Nadie duda que el discurso contendrá una andanada de insultos contra los legisladores, a los que ya ha calificado de “ratas inmundas” y “degenerados fiscales”. Habrá que ver si aquí se aplica también el fenómeno del discurso con sentido inverso.


*Periodista y subdirector de Página/12.