De los gases en los ojos a las operaciones mediáticas grotescas. Después de
agredir a una nena de diez años durante la represión del acto por los
jubilados, el gobierno trató de culpar a la madre y a los voluntarios
sanitarios que las ayudaban. Y de postre, panqueques.
El policía que agredió a la nena de diez años en la marcha a favor de los
jubilados emergió como símbolo de la era Milei. Representó la cobardía. Pero
además esa nena y el policía de la Federal, que fue a buscarla para lanzarle
veneno a la cara, fueron la escenificación del abuso del más fuerte y poderoso
frente al más débil. Al atacar a la nena, el policía representó al gobierno que
le saca a los jubilados para darle a los más ricos. Como le dijo una vez Néstor
Kirchner a Patricia Bullrich: “¿Cuál es la gracia de ser fuerte con los más
débiles y débil con los más fuertes?” Pocos minutos antes de la agresión del
policía abusador, en el interior del Congreso un grupo de legisladores habían
protagonizado una votación más sucia que un chiquero.
El macrismo inauguró la utilización de discursos de inversión del sentido:
El que roba acusa a los demás de ladrones. Lo mismo hacen el corrupto y el
violento. Se adelantan a acusar a los otros de lo que saben que deberían
acusarlos a ellos. Fue el signo de la oposición macrista a los gobiernos
kirchneristas y ahora es usado en forma habitual, a niveles a veces grotescos.
Trataron de hacer eso a partir de las imágenes que circulaban en los
portales de la nena que lloraba sin poder abrir los ojos por el gas pimienta.
Intentaron usarla con sentido inverso. O sea, convertir a la madre de la piba,
o a quienes la ayudaban, en los violentos y agresores. La viceministra
Alejandra Monteoliva fue a TN para mostrar un video borroso, donde no se
distinguía nada, no se veía a la nena, solamente un grupo fuera de foco, algún
chaleco anaranjado y punto. “Se ve que fue ella, pero todavía no pudimos
identificarla”, explicó la señora como si dijera “elemental, mi querido
Watson”. La del chaleco naranja es la asesina.
La señora Monteoliva, que dice haber asesorado a Bukele, a los hondureños y
a otros gobiernos y exhibe un título de magíster en Seguridad, se explayaba con
Jony Viale: “Como pueden observar, no hay ningún efectivo cerca de los hechos,
los que tiraron gas se encuentran entre los manifestantes que rodean a la
niña”.
El video trucho circuló también por La Nación+, y cuando se descubrió el
armado tan berreta, enojó a periodistas que, por lo general, se alinean con el
macrismo. Entonces salió Patricia Bullrich para justificar al abusador y
responsabilizar a la madre. “Los policías tienen cascos con visera, no pueden
ver bien. La culpa es de la madre irresponsable que lleva a su hija a un acto
rodeada de violentos”.
Amnistía Internacional, el Cels y la Comisión Provincial de la Memoria
cuestionaron la represión. En democracia, el efectivo que se acercó a la nena y
le buscó el rostro para descargar el gas tóxico, tendría que ser castigado.
Ante la sociedad, el sentido corporativo que fomenta Patricia Bullrich confunde
a todos los policías con el que cometió el abuso. Así la palabra “policía” pasa
a significar “abuso”.
Hasta el momento que comenzó la represión, el acto había transcurrido en
forma pacífica. Fue un acto masivo, con mucha gente que no llegó encolumnada,
incluso grupos familiares con chicos, porque ese día no hubo escuela. Algunas
de las columnas no pudieron llegar hasta la plaza, en parte por la cantidad de
manifestantes y, en parte por los obstáculos que ponía el dispositivo de
seguridad. Hubo columnas de sindicatos, de movimientos sociales, partidos de
izquierda, grupos con banderas radicales y una enorme columna de la provincia
de Buenos Aires encabezada por Axel Kicillof, pero fue un acto sin dueño
partidario.
Pocos minutos antes de la represión, el oficialismo había conseguido frenar
el aumento a los jubilados sobre la base de numerosos legisladores que
cambiaron su voto. Cinco de ellos, del bloque radical, se habían reunido el día
anterior con Javier Milei, quien por primera vez participó en negociaciones
políticas. Los cinco cambiaron su voto, incluyendo al tucumano Mariano Campero,
que pocos días antes había defendido el proyecto que ahora ayudaba a rechazar.
La excusa de su voltereta fue que el proyecto presentado por el radicalismo
para aumentar las jubilaciones era un intento desestabilizador del
kirchnerismo.
Hubo foto de la reunión con Milei. La difusión de la imagen fue para cerrar
cualquier posible arrepentimiento y demostró que el gobierno entregó algo a
cambio, es decir, los compró. Cuál habrá sido el precio para entregar a los
jubilados será una incógnita que quedará en la conciencia de los que cambiaron
su voto. De la misma manera hubo abstenciones y ausencias entre legisladores
que responden a los gobernadores de Río Negro, Misiones y Salta.
Ayer en Merlo, Cristina Kirchner recibió el doctorado Honoris causa de la
Universidad Nacional del Oeste. En un verdadero acto de masas, retomó su
advertencia sobre el bimonetarismo de la economía argentina y desgranó las
limitaciones de la política económica del gobierno. “Largá a los austríacos,
Milei, largá a Milton Friedman —agregó— y agarrá el manual de Argentina”.Todas
las encuestas indican que Cristina Kirchner mantiene su fuerte gravitación en
el conurbano y en la provincia de Buenos Aires, que son distritos donde ha
caído la imagen de Milei.
Con números negativos en la producción y el consumo y otro aumento de la
inflación, que volvió a pasar el cuatro por ciento en agosto, el panorama se
complicó para Milei en un ambiente donde los números ya no le dan a favor.
Cerca del gobierno afirmaron que presentará en el Congreso un proyecto de
Presupuesto inviable, con la esperanza de que lo rechacen. En la madrugada del
viernes, el Senado rechazó el decreto de los cien millones de dólares para la
SIDE y aprobó el aumento del presupuesto universitario.
Entre los criterios que trascendieron del proyecto que presentará mañana,
prima la idea del déficit cero, o sea que cualquier partida que aumente tendrá
que tener un ingreso que lo sostenga. Pero al mismo tiempo se indica que
cualquier ingreso nuevo se utilizará para reducir impuestos a los ricos. Y si
los ingresos disminuyen, habrá más ajuste. En realidad, el último ítem es el
que vale, ya que no hay ninguna fuente nueva de ingresos y como la economía
sigue en caída libre, la recaudación también será negativa. El resultado será
más ajuste.
El Presidente preparó un espectáculo con las muletillas que le han servido
para ganar incautos. Ya adelantó que “la casta hará todo lo posible para que no
se apruebe un presupuesto austero libertario”. El mismo domingo y a esa hora,
iba a ser el programa de Susana Giménez, admiradora de Milei que se radicó en
Uruguay molesta por los impuestos argentinos. La hermana Karina, la llamó en
persona para que atrase su debut.
Los bloques opositores estaban discutiendo si se presentarán en el recinto
o si dejarán solo al Presidente. Algunos calculan que, por lo menos, la mitad
del salón podría estar vacío y que sería rellenado con público no legislativo.
Nadie duda que el discurso contendrá una andanada de insultos contra los
legisladores, a los que ya ha calificado de “ratas inmundas” y “degenerados
fiscales”. Habrá que ver si aquí se aplica también el fenómeno del discurso con
sentido inverso.
*Periodista y subdirector de Página/12.