El cuerpo universitario está dispuesto a discutir todo, pero esto no se soluciona con ataques frontales.
La República Argentina fue protagonista de uno de los acontecimientos más emblemáticos de la historia de la lucha Universitaria a nivel mundial. Los ideales de la Reforma Universitaria dejaron una marca indeleble en la idiosincrasia de nuestro país y ha sido un faro para América Latina. El grito de los Jóvenes de la Universidad de Córdoba retumban en los oídos de todo aquel que haya pasado por algún aula de Altos Estudios, pero más, está presente en el sistema aspiracional de generaciones de argentinos.
El Manifiesto Liminar, así se llamó la proclama de los jóvenes entusiastas que reclamaba: Autonomía Universitaria, cogobierno, extensión, libertad de cátedras, investigación, ingreso irrestricto, laicidad y gratuidad. Es así, que desde 1918 tenemos a nuestras Universidades con estas características. Desde aquel año han pasado 22 presidentes constitucionales y 14 dictadores. Más allá que algunos (muy pocos) han intentado interrumpir esta gesta (Perón, Onganía y la última dictadura militar). La lucha universitaria resistió ante los embates de quienes buscaron dañarla o sacarle algún rédito especulativo.
Estamos siendo protagonistas de uno de los acontecimientos más importantes de la vida de nuestras Universidades, un gobierno que a menos de un año, decidió librar varias discusiones a la vez. En todo el 2024, el presidente ha dicho que las Universidades son “una máquina adoctrinadora”, “que solo le sirven a los hijos de los ricos”, que “es un subsidio de pobres a ricos”, “son un curro”. Sin dudas esto se enmarca en un concepto ideológico en el que el Presidente se define como “liberal-libertario”.
Sería necio y hasta antinatural para cualquier reformista no rediscutir permanentemente el rol de las Universidades en un país, eso sería mas bien conservador. No obstante, es necesario poner algunas cosas blanco sobre negro:
- Hay algo que nos distingue como país en este punto: el gran motor de ascenso social en la Argentina ha sido sin dudas, la Universidad Pública. Generaciones durante más de 100 años han sido primera generación de profesionales, esto es más tangible cuando nos alejamos de las ciudades capitales.
- Cada año crece el quintil más pobre de la población en las Universidades, especialmente en las Universidades del Conurbano.
- Los datos que arrojan los propios datos duros del Estado indican que mientras en el 2016, el 23,2% de los que ingresaban a una universidad eran jóvenes por debajo de la línea de la pobreza, hoy esa cifra ascendió a 42,2%. Estos datos no sólo los indica el INDEC, sino las bases de datos del SEDLAC y la ONG Fundar.
- Los datos también nos indican que sobre un total de 56 Universidades Nacionales, en 41 de ellas, más de la mitad de los inscriptos son nueva generación de universitarios. Y en las Universidades del Conurbano esta cifra aumenta al 70%.
- Argentina pasó de tener un 2% de población mayor de 25 años con título universitario en el año 1970 a un 19% en el año 2024, esto indica que aún sigue siendo un engranaje para el ascenso social.
- Entre los egresados universitarios, la desocupación es significativamente menor y sus salarios están por encima de la media de los trabajadores.
- Ocho universidades argentinas se encuentran entre las mejores del mundo en el listado del Center for World University Rankings (CWUR) que califica a 20.966 instituciones. Y si se calcula el financiamiento en el mundo, estamos entre los más bajos.
Sin dudas, hay mucho más para decir sobre este particular. El Presidente decidió abrir esta discusión y esto es sano, pero no desde la falacia. A Carlos Menem le gustaba hacer cirugía mayor sin anestesia, es doloroso, pero no dejaba de ser una cirugía para extraer un mal. A este presidente le gusta usar la motosierra, con ella no sólo no saca el tumor sino que parte en dos al cuerpo, a sus tejidos y venas sanas.
El cuerpo universitario está dispuesto a discutir todo, es casi su ámbito natural: qué carreras dictar, cuánto deben durar, auditar todo lo que haga falta, pensar en carreras estratégicas para el país, etc. Pero esto no se soluciona con ataques frontales, eso servirá en el discurso político, pero los futuros profesionales necesitan más racionalidad, más seguridad sobre su futuro. Los docentes que diariamente dan clases en las aulas, muchos de ellos ad honorem se merecen mayor respeto sobre su trabajo.
Decía el prócer del Presidente, Juan Bautista Alberdi: “No hay libertad para el hombre donde su seguridad, su vida, sus bienes y su educación están a merced del capricho de un mandatario”