"La Inteligencia Artificial puede acabar con la especie humana" (Por: Silvina Friera*) - Notas de Opinión

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viernes, 2 de mayo de 2025

"La Inteligencia Artificial puede acabar con la especie humana" (Por: Silvina Friera*)

Rosa Montero, la escritora española cierra la tetralogía de novelas que empezó con Lágrimas en la lluvia (2011) y se extendió con El peso del corazón (2015) y Los tiempos del odio (2018), protagonizadas por Bruna Husky. En la última entrega, ya no es una poderosa tecnohumana de combate, sino una frágil androide de cálculo. "Cuando desperté a la vida, la literatura ya estaba ahí", dice la autora La loca de la casa, parafraseando a Augusto Monterroso.

“En el imperturbable desorden universal, la vida es una excepción”, escribe en su diario Bruna Husky hacia el final de Animales difíciles (Seix Barral), el cierre de una tetralogía de ciencia ficción policial que la escritora española Rosa Montero empezó con Lágrimas en la lluvia (2011) y se extendió con El peso del corazón (2015) y Los tiempos del odio (2018). La despedida de Bruna, que ya no es una poderosa tecnohumana de combate, sino una frágil androide de cálculo, transcurre en el Madrid de 2111, cuando es contratada para investigar un atentado en las instalaciones de una gran empresa tecnológica. La novela explora la irresponsabilidad de los humanos al poner en peligro de extinción la propia especie por nuestra incapacidad de controlar una superinteligencia que puede ser el arma más letal creada.

Montero, que presentará Animales difíciles este sábado a las 17.30 en la Feria del Libro, destaca que Bruna Husky resuelve el caso criminal “más crepuscular y angustioso” y que la novela que cierra la tetralogía es la “más épica” y la de “mayor envergadura” para la escritora que ha recibido el Premio Nacional de las Letras en 2017. “Decidí dejar a Bruna muy bien colocada; termina la vida mucho mejor, acompañada y con una conciencia distinta”, dice la autora de La hija del caníbalEl corazón del TártaroLa loca de la casaHistoria del Rey TransparenteInstrucciones para salvar el mundo, La ridícula idea de no volver a verte y El peligro de estar cuerda, entre otros títulos que han sido traducidos a más de veinte idiomas.

-Bruna admite, al final de la novela, que es posible que haya perdido el miedo a morir. ¿Escribir “Animales difíciles” también te permitió perder el miedo de tu propia muerte?

-Bruna deja de contar los días que faltan para su muerte. Escribo porque no sé hacer otra cosa. Cuando desperté a la vida, la literatura ya estaba ahí, parafraseando a (Augusto) Monterroso. Me doy cuenta de que escribo para perder al miedo a la muerte. He tenido ataques de pánico desde los 16 hasta los 30 años, que en realidad era miedo a la muerte, aunque entonces no lo sabía. Cuando tenía 20 años, miraba a la gente mayor de 60 con horror: "Van al cine y a comer una paella y están ahí en el café tan contentos y riéndose, cuando están tan cerca de la muerte”, pensaba y decía: “Si tuviera esa edad, estaría metida debajo de la cama aullando de miedo”. Ahora tengo bastante más que 60 y no estoy debajo de la cama aullando de miedo. Algo bueno he hecho. Hay tres libros que me han ayudado especialmente a perder el miedo a la muerte: Historia del Rey Transparente, que este año se cumplen veinte años de su publicación; El peligro de estar cuerda y Animales difíciles, que me ha dado una especie de serenidad increíble.

-Una pregunta que se desprende de la lectura de la novela es ¿cómo pensar lo humano?

-Uno de las grandes problemas del ser humano en la vida es llegar a saber qué es lo que quiere de verdad. Hay gente que tiene un desconocimiento de sí misma colosal, que se muere sin llegar a saber lo que desean. La inmensa mayoría intenta ser aquello que sus padres quieren que sea. Más allá de los padres, si superas esta etapa, la identidad siempre es producto de la mirada de los demás. Dependemos literalmente de la mirada de los otros para ser nosotros. Las redes sociales están enloqueciendo al planeta y contribuyen a que prosperen las políticas del odio. La manera más fácil de conseguir una identidad es odiar a alguien.

-Un tema que está presente en el debate actual es el temor a que la Inteligencia Artificial puede suplantar el pensamiento humano. ¿Cómo analizás esta cuestión?

-El Homo sapiens lleva 300.000 años en el planeta y solo en los últimos 70 nos hemos puesto tres veces en riesgo de extinción por nuestra mala gestión de la energía nuclear y las bombas atómicas; estamos en riesgo de extinción por el calentamiento global y estamos en riesgo de extinción por la Inteligencia Artificial. La evolución tecnológica es tan brutal que no tenemos la capacidad de gestionar responsablemente nuestros descubrimientos. Hay tres riesgos enormes: el primero es el de la pérdida de empleo, pero no me importa porque a pesar del dolor social, toda revolución tecnológica destruye empleo, pero crea otro nuevo. El segundo riesgo es muchísimo más grave: la Inteligencia Artificial tiene una capacidad monstruosa para manipular nuestros pensamientos, algo que ya está sucediendo, para meterse en nuestras cabezas y hacer que quien controle esa Inteligencia Artificial nos diga, sin darnos cuenta en absoluto, qué queremos pensar, qué queremos votar, qué queremos comprar, qué queremos ser. El tercer riesgo es que esta nueva tecnología no se distribuya de manera igualitaria, porque otra cosa que se va a implementar es que el cerebro de los seres humanos se pueda conectar con los ordenadores. ¿Pero quiénes se van a conectar? Los ricos. Entonces se va a crear una superclase y todos los demás serán unos esclavos tontos, manipulados por la Inteligencia Artificial. Estamos creando una superinteligencia que va a ser inhumana. ¿Qué quiero decir con inhumana? Simplemente que no vamos a tener ni idea de lo que es capaz de hacer. La Inteligencia Artificial puede acabar con la especie humana. La buena noticia es que el futuro todavía no está escrito y que podemos controlarla.  


*Redactora. Escribe en la sección Cultura y Espectáculos de Página/12.
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