Una iniciativa parlamentaria busca regular la actividad de las personas que trabajan de cuidadores/as domiciliarios/as, al igual que la prestación de servicios de atención socio-sanitaria; reconocer, jerarquizar y promover la profesionalización de la actividad.
Por Mónica Macha *.- Para que
alguien pueda hacer su trabajo, otra persona debe ocuparse de cuidar a su madre
o padre o abuelos que no están en condiciones de quedarse solos. La escena es
conocida. Es una escena que de una u otra forma todxs hemos vivido. Ese cuidado
cotidiano, esa tarea domiciliaria, esa asistencia sanitaria, ese vínculo
cercano de confianza, es el trabajo que miles de cuidadores hacen todos los
días en nuestro país.
Un trabajo precarizado, sin regulación, donde hay especulación y desamparo. Es paradójico (o no tanto porque ya sabemos de los mecanismos del capitalismo), pero ese trabajo vital y crucial para los esquemas familiares, para que el mundo pueda moverse mientras otrxs se encargan de los cuidados, ese trabajo que es la base que hace posible todo lo demás, es un trabajo invisible, naturalizado y con fuertes grados de informalidad. Si existiese algún tipo de lógica humana debería ser de las tareas más protegidas por el valor que tienen en nuestra vida social y familiar.
Por eso hemos presentado una vez
más un proyecto de ley de Régimen laboral de las personas que ejercen la
actividad de cuidado domiciliario y/o polivalentes. Este proyecto no nació de
ningún despacho iluminado ni es la cruzada individual de una legisladora, es la
propuesta y construcción que hemos redactado con las queridas compañeras de la
Organización de Cuidadores Domiciliarios de Argentina (OCDA).
Ayer volvimos a presentar el
proyecto porque había perdido estado parlamentario y tuvimos un encuentro
virtual con 150 cuidadores domiciliarios de todo el país, de distintas
organizaciones, reunidos y nucleados bajo una misma consiga: tener una ley que
regule, fortalezca y formalice su trabajo.
El proyecto de ley busca regular
la actividad de las personas que trabajan de cuidadores/as domiciliarios/as,
regular la prestación de servicios de atención socio-sanitaria; reconocer,
jerarquizar y promover la profesionalización de la actividad de cuidadores/as,
la formalización de servicios y una mejor calidad de vida a población
destinataria de los cuidados y a trabajadores/as.
Ha sido construido y redactado a
partir de la experiencia de las compañeras cuidadoras. A partir de sus
recorridos, sus itinerarios, sus problemas, sus organizaciones, su conocimiento
y su necesidad. Este proyecto es el resultado, es el fruto, de un enorme grupo
de mujeres que ponen el cuerpo todos los días.
Hay punto clave sobre el proyecto
y es poder ubicar y diferencias dentro de la agenda de cuidados los trabajos
domésticos, de empleadas de casas particulares, y los trabajos de cuidados
domiciliarios a personas con problemas de salud. Sobre este último grupo es que
se concentra el proyecto de ley.
A menudo hablamos de compañeras,
aunque también haya varones cuidadores porque sabemos que es una profesión con
un altísimo grado de feminización. Y este punto es crucial porque encadena
distintas desigualdades. Ya no solo laborales, ya no solo de clase sino también
el énfasis de la desigualdad de género. Somos las mujeres las que cuidamos para
que toda la economía mundial se lleve adelante.
Las cuidadoras domiciliarias
están a la intemperie social. En términos de derechos laborales se encuentran
en una situación pre peronista. Así de crítica y frágil es su estado y su
reconocimiento laboral. Estamos luchando para algo que si se lo ve con
perspectiva es alarmante que como sociedad ya no contemos con una ley que le de
fuerza al conjunto de trabajadoras.
Sin seguridad social, aportes jubilatorios,
obra social, sin registro laboral, capacitaciones o formaciones, sin
sindicatos, sin vacaciones, sin horarios regulados, sin tarifas de referencia.
Ya sabemos que lo que no regula el Estado lo regula la crueldad del mercado. Se
mercantiliza el trabajo, su condición esencial para a ser un servicio con el
cual especulan quienes lo contratan a partir de un poder desigual y una escena
de dominación.
Un proyecto similar presentamos
en 2019. Por esa época el gobierno macrista y su control sobre el congreso
bloqueó, como no podía ser de otra manera, el avance de esta iniciativa. Con la
victoria de nuestro gobierno popular esperábamos que fuera un tema central de
agenda, pero la pandemia mundial cambió todo. Nos concentramos desde entonces
en proyectos de ley que atendieran la necesidad sanitaria de esta tragedia que
estamos atravesando para dotar al ejecutivo de todas las herramientas
necesarias para enfrentar la gestión de la pandemia.
Insistir es parte de nuestra
tarea. Volver una y otra vez sobre nuestros temas, nuestros derechos y las
victorias pendientes. Nos orienta concretar la ley como una herramienta de
fortalecimiento de miles y miles de compañeras. Sabemos que la unidad y la
organización son los métodos para conseguirlo. Algo que hemos aprendido desde
el transfemismo, ocupar todos los espacios para hacer de los cuidados un tema
de agenda pública para que sea ley. Apostamos a que haya una mirada crítica
sobre los procesos de cuidados y ubicar la importancia permanente que tienen en
nuestras vidas. Mientras tanto, hagamos de los cuidados una lucha
impostergable.
* Diputada nacional del Frente de Todos por la provincia de Buenos Aires