Nos encontramos viviendo días verdaderamente decisivos. Empujado por
cálculos electorales, conflictos internos dentro de su propio espacio político
y por la presión combinada de algunos medios de comunicación y una parte –
minoritaria – pero numerosa del electorado, el jefe de Gobierno de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires lidera por estas horas una franca rebelión contra la
autoridad constitucionalmente establecida, del Estado Nacional. Un retorno,
sorpresivo, pero para nada imprevisto, del más rancio sentimiento “autonomista”
y segregacionista; tan típico del siglo XIX en la Argentina.
Se insiste, desde algunos grupos vinculados a la derecha, con la afirmación
– absolutamente descabellada – de que el Presidente de la Nación, Alberto
Fernández, esconde tras todas y cada una de sus acciones, la pretensión de
avanzar sobre los derechos civiles de los ciudadanos y ciudadanas de éste país.
Las consideraciones que jalonan los argumentos tan impunemente vertidos,
remiten a una imaginaria lucha contra el autoritarismo; que no encuentra
correlato en la realidad y que confunde a la gran mayoría de los argentinos,
perplejos ante la hondura y la virulencia del odio y la irracionalidad, de
ciertos dirigentes políticos.
Es evidente, sin embargo, que el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), dictado por el Poder Ejecutivo Nacional, en uso de sus facultades y en el marco de una pandemia global, no tiene ese objetivo; sino, por el contrario, persigue el fin de preservar la salud del conjunto de los habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), ante el aumento de casos positivos de COVID 19, luego de la apertura de las escuelas y el inicio de la modalidad de clases presenciales.
Las muertes de algunos docentes y empleados de escuelas públicas
y privadas, así como el avance de la enfermedad entre los niños y adolescentes
de entre 9 y 19 años, puso en alerta al Gobierno Nacional y obligó a su
titular, tal y como él mismo lo dijera días atrás, a hacerse cargo
personalmente de la salud e integridad física de todos los ciudadanos de uno y
otro lado de la Avenida General Paz.
El jefe del Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta, pretende desconocer una disposición de carácter federal, sobre la base de un conjunto de datos pretendidamente rigurosos, que indicarían, con respaldo científico y estadístico, que la presencialidad no es causante del aumento vertiginoso de los contagios en la Ciudad.
Desconoce el simple hecho de que durante apenas
quince días quedarán suspendidas las clases con la modalidad de asistencia presencial,
pero las mismas seguirán impartiéndose de modo virtual; con el concurso y el
compromiso unánime de los trabajadores de la educación, de que los chicos y
chicas, continuarán trabajando en sus casas, y bajo el cuidado de sus
respectivas familias, los contenidos fijados por la autoridad competente; tal y
como ocurriera durante todo el año 2020.
Todos los indicadores, demuestran, con enorme claridad, lo justificado y
pertinente de la decisión presidencial, atento a que el aumento de la movilidad
devenido del inicio de las clases presenciales, es uno de los factores que se
encuentran detrás del aumento de los contagios durante los últimos quince días,
en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires; hecho que el Gobierno porteño no
desmiente y que ha puesto a su sistema privado y público de salud, al borde del
colapso. Se busca, reducir la movilidad en el AMBA, para descomprimir la
presión sobre las terapias intensivas de los principales centros de atención,
asegurándole a todos y cada uno de los ciudadanos, una correcta atención en
caso de ser necesaria.
La defensa de la vida, un valor supremo, que el Estado tiene la obligación
de defender con la totalidad de los recursos a su alcance, debe ser la
prioridad. Las clases continuarán dictándose, sólo que, bajo otra modalidad, y
no se encuentran afectados ninguno de los derechos fundamentales de los niños,
niñas y adolescentes que se encuentran actualmente cursando sus estudios. Es
necesario que Todos y Todas entendamos, que hace falta poner de nosotros lo mejor,
para superar las difíciles circunstancias que atravesamos. Con sectarismos,
cálculos mezquinos y chicanas electorales, complicamos aún más la situación y
ponemos literalmente en riesgo, la vida de millones de compatriotas.
Los trabajadores y trabajadoras de la Educación, como la gran mayoría de nuestro Pueblo, sabemos que de las actitudes que hoy tengamos frente a la Pandemia de Covid 19, depende el futuro del país. Responsables, y apostando por la madurez y la comprensión de los actores involucrados en esta controversia, apostamos por el trabajo y por la continuidad de las clases en formato presencial, preservando con ello, la salud de las familias que confían en nosotros, para educar a sus hijos.
Hemos hecho y seguiremos haciendo todos los
esfuerzos que hagan falta, para garantizar una Educación de calidad; respetando
al mismo tiempo las leyes y disposiciones vigentes; con la esperanza de que
finalmente, encontremos un camino para el diálogo y la acción coordinada entre
las diferentes jurisdicciones en las que desarrollamos nuestra tarea.
Siempre estaremos ayudando y poniendo el hombro en defensa de valores en
los que creemos y por los cuales hemos luchado sin descanso, durante décadas.
Confiamos en que las medidas tomadas por el Presidente de la República y por el
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, darán los resultados esperados, y
que, en breve tiempo, estaremos otra vez, y bajo las especiales medidas de
seguridad que las circunstancias imponen implementar, junto a nuestros alumnos,
educando para la construcción de un país con Justicia y Equidad.
*Secretaria de Cultura Nacional SADOP. Militante del Frente de Todos. CABA.