La política de la desmesura (Por: Gonzalo Arias*) - Notas de Opinión

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jueves, 23 de mayo de 2024

La política de la desmesura (Por: Gonzalo Arias*)



El presidente Milei parece dispuesto a seguir profundizando sin miramientos y a "como dé lugar" su particular forma de entender el liderazgo político. Si algo faltaba en el marco del torbellino de la crisis y los múltiples frentes de conflicto que ha abierto un presidente que interpreta el mandato emanado de las urnas como una habilitación para llevar adelante una particular y antojadiza "batalla cultural", es una crisis diplomática con uno de los países cultural e históricamente más afines del mundo.

Un conflicto que, como casi todo en el "universo" Milei, se desarrolló a una velocidad inusitada, y condujo a una ridícula crisis diplomática con España que acaba de escalar a niveles inéditos con el retiro "definitivo" de la embajadora de dicho país en Argentina, una decisión que tendrá seguramente consecuencias gravosas para el vínculo entre dos países hermanados por lazos históricos, culturales y comerciales. Un conflicto que, como muchos de los que han surgido en estos más de cinco meses de gestión parecen o bien iniciarse, o escalar rápidamente a niveles insospechados, fruto de la exacerbada, destemplada y visceral verba presidencial.

Ahora bien, resulta pertinente preguntarse si ¿se trata de la consecuencia de las reacciones viscerales fruto de una personalidad irascible y explosiva?, o si, ¿estamos ante atributos propios de un estilo de liderazgo que hace un culto de la intransigencia y la desmesura?. Desde otra posible lectura, también podríamos preguntarnos si se trató de una reacción (aunque a todas luces excesiva) frente a lo que Milei consideró una ofensa personal, o si es parte de una estrategia para consolidar un particular estilo de liderazgo frente a una audiencia -tanto local como internacional- que sigue con atención sus pasos.

No hay respuestas univocas a estos interrogantes, al menos no mientras el fenómeno Milei sigue mostrando rasgos inéditos y difuminando los contornos de las categorías tradicionales del análisis político. Por ello, probablemente la respuesta más sensata -aunque por cierto provisional- sea hoy que en lo ocurrido hay un poco de todo ello.

No se trata de dirimir quién tiene razón, ni especular infantilmente acerca de quién empezó con los supuestos ataques, sino de intentar esbozar algunos rasgos y atributos constantes de un liderazgo, que parecen consolidarse o -como mínimo- reiterarse en este primer semestre en el poder, y que podrían aportar a comenzar a delimitar tanto los contornos del fenómeno, como las amenazas y desafíos que entraña.

Por un lado, habría que señalar que lo que el presidente a menudo defiende como intransigencia es, por el contrario, una manifestación flagrante de desmesura. Y, más aún, esa actitud tan audaz como temeraria de "acelerar en las curvas" -como le gusta decir al propio Milei- se reivindica como constitutiva de su particular liderazgo.

No solo el presidente se jacta de este tipo de actitudes y no muestra ni un ápice de arrepentimiento ni autocrítica, sino que sus propios ministros y colaboradores más cercanos señalan que "Javier es así". Ni hablar de lo que ocurre en las "burbujas de significación" que sesgadamente le devuelven los algoritmos de las redes sociales, en donde trolls y seguidores festejan las "domadas" del león, cuyas repercusiones el propio presidente likea o comparte, generando un círculo vicioso que se potencia y retroalimenta la desmesura.

Y, por otro lado, no debería obviarse el profundo desdén por la política, entendida como una actividad en la que se condensan todos los males y vicios de la humanidad. Un desdén que lo lleva a traspasar habitualmente los límites de lo tolerable, sin medir las consecuencias que ello genera. Consecuencias que, pese a las reiterados intentos de Milei de convertir la disputa en un conflicto personal, en el mundo de la política y de la democracia representativa tienen consecuencias para los países y sus habitantes.

En este caso, los exabruptos o las diatribas no deberían ocultar otras conductas igualmente graves: desde viajar a España en carácter de jefe de Estado para participar de un acto de la extrema derecha española sin siquiera respetar las mínimas reglas de cortesía diplomática de saludar a las autoridades locales (ya sea el Rey, el presidente del gobierno o, incluso, el Parlamento), hasta no medir las palabras que pudiesen implicar una intromisión en la política interna de los países (una regla diplomática ampliamente respetada en la comunidad internacional) o, tras desencadenado el conflicto, provocar anunciando un nuevo viaje a España para recibir un premio de una fundación liberal.

Lo cierto es que Milei pareciera realmente convencido de que más temprano que tarde la economía ordenará la política. Que lo importante es mantener la disciplina fiscal "caiga quien caiga" y mostrar resultados en el combate contra la inflación, aún a costa de una recesión que ya está desplazando la preocupación ciudadana desde el incremento de precios al temor al desempleo.

Así, mientras la Ley Bases y el paquete fiscal se demoran nuevamente en el Congreso ante la impericia del oficialismo y se anuncia la cancelación del proclamado Pacto de Mayo del próximo sábado, el presidente se aferra cada vez más las encuestas que consume con voracidad y que muestran no solo altos niveles de aprobación, sino también la vitalidad de expectativas de futuro. Y, aunque parece comprar tiempo producto de una oposición sumida en un profundo "vacío" de liderazgos y una sociedad hastiada de los recurrentes, corre el riesgo de creer que la realidad es inmutable y que la opinión pública no le "facturará" eventualmente sus excesos.


*Gonzalo Arias es Licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ha realizado estudios de posgrado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLacso) y en la Universidad Complutense de Madrid, referidos a la comunicación, la opinión pública y la gestión pública. En la actualidad, realiza tareas de consultoría en las áreas de comunicación, publicidad y política. Colabora con diversos grupos y señales de televisión, como National Geographic, Discovery, La Nación, Albavisión TV Latinoamérica, Tenfield VTV Uruguay, Canal 9 Argentina, TV Pública Argentina, Ecuador TV, Grupo RTS Ecuador, Paka Paka, Encuentro, Construir TV y 360 TV. Es profesor titular en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA de "La comunicación como herramienta política" en la carrera de Ciencia Política, y en el CBC de Sociología. También se desempeña como docente titular de la materia "Desarrollo estratégico de señales de televisión", en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba.