“Un país que
destruye la escuela pública no lo hace nunca por dinero, porque falten recursos
o porque su costo sea excesivo. Un país que desmonta la educación, las artes o
las culturas, está ya gobernado por aquellos que solo tienen algo que perder,
con la difusión del saber”. Ítalo Calvino (1923-1985) periodista y escritor
italiano.
Hoy. En las actuales
circunstancias el planteo del autor de la cita, es indiscutible. Quienes
conducen al país en la actualidad tienen varios objetivos. Entre ellos: anular
todas las conquistas de la clase trabajadora, someterla a la semiesclavitud
vigente hace unos 100 años, volver a la economía primaria, rápidas ganancias
con la entrega del patrimonio nacional, con alguna jugosa “mordida” o coima,
volver al estado de semicolonia de la “década Infame”, sumir en la miseria a
las clases más bajas, sacándole incluso el sistema de salud pública, que es una
joya, en la que se han formado miles de médicos durante su existencia, fuente
de conocimiento y progreso de la medicina. Destruir todo germen de
investigación y conocimiento que ha prestigiado a nuestras universidades. Es
decir que los “patroncitos” hagan de nosotros siervos sin pretensión alguna.
Sin importar las consecuencias para las generaciones futuras.
Iberoamérica. De todos los países que la
integran, Argentina es, talvez, el único que posee –hasta ahora- una clase
media numerosa; la gran diversidad de los inmigrantes que la han poblado hizo
que los distintos grupos conformara cada uno su iniciativa personal para superarse
y emprender distintas actividades que los llevaron al ascenso social. La
educación primaria estatal, al igual que la secundaria de primera calidad y el
acceso a la Universidad de los hijos de los trabajadores, facilitaron de manera
notable tal ascenso. Hoy, debido a las políticas de motosierra y tijeras, al
impuesto a las ganancias, a los combustibles, educación y servicios, hacen que
tal ascenso social quede trunco; no solo eso, sino un descenso a niveles de
pauperización extrema. Al punto tal, que, aun gente con trabajo concurra a
comedores y merenderos ¿no es eso un claro descenso a niveles inferiores? ¿no
eso una reducción de los ingresos? ¿es o no la destrucción de la clase
media?
Ignorante.
Hay que temerle al hombre que ha leído un solo libro
decía Santo Tomás de Aquino (1224-1254). La
frase, hoy más a menudo, se refiere a la interpretación de expresar
"miedo" de las opiniones del hombre analfabeto o inculto que "ha
leído un solo libro" y sostiene sus opiniones con ignorancia e
intolerancia. Es importante tener una variada formación teórica, a la hora de
la verdad, es necesario decir “al diablo con los principios y preceptos de la
teoría, veamos el caso concreto y resolvamos el problema pensando en el
beneficio, no de una teoría, sino de la sociedad que lo llevó al poder”, en
resumen, la solución debería ser beneficiosa para la Patria. Si se aferra a una
teoría, es muy posible que todo termine en un desastre, tal como en la
actualidad padecemos. Evidentemente, hoy, tenemos un ignorante en el poder, al
que le sumamos perversidad - obra con mucha crueldad y lo hace
conscientemente o disfrutando de ello-, y la ausencia total de
filantropía; es algo serio, por las consecuencias para con la Patria.
Agreguemos su megalomanía, que es: la convicción no racional del propio poder,
grandeza o bondad con delirio de grandeza.
Soberanía. El término significa por sí
mismo, por voluntad propia, con autonomía, lo cual, en nuestro caso, el
Presidente somete a la Nación a los intereses de un grupo reducido de
empresarios y a otras potencias, claro está que no es en nuestro beneficio. Más
allá del endeudamiento que coarta el libre accionar o soberanía, lo descripto
más arriba, augura un negro futuro para la ciudadanía. La colonización de las
empresas públicas por los privados–ejemplo
YPF con varios funcionarios provenientes del Grupo que lidera Rocca- vende
petróleo crudo en vez de refinados a precio internacional, que también lo
aplica al consumo interno, lo cual hace disminuir la venta local, facilitando
mayor exportación; cuando debería priorizarse la venta a precio de costo local
y exportar los excedentes, como en cualquier país normal.
La gratitud es
una virtud de los hombres, no de la política. Máxima que debe entenderse así,
porque se trata de intereses. Todo se rige por el aforismo “doy para que tú
des”, pero para negociar con éxito hay que hacerse fuerte u ofrecer algo
apetecible para el oponente; llegado el caso, la fuerza, tiene como efecto la
disuasión, en caso extremo: la guerra. En el caso de nuestro Presidente,
llegado el momento, cuando no les convenga a los intereses que hoy lo respaldan,
lo descartarán al igual que un “Camaleón” (o de cualquier otra marca),
dejándolo solo afrontar las consecuencias legales o de la reacción de la
ciudadanía. Así estamos, ¿querían motosierra? Ahora la tienen. Habría que
preguntarles a quienes votaron este desastre ¿qué sabor tiene la sopa o el
Asado de motosierra? Es una ironía, pero “no hay peor astilla que la del mismo
palo” ¿Qué piensa ciudadano cuando ve las noticias que llegan desde Misiones o
del Poder Judicial de Mendoza? ¿no le parece que empeorará?
*Dr.Hector Pomini / 26-5-2024