Raúl Zaffaroni se presentó en la
Universidad Nacional del Oeste en Merlo. Junto al catedrático
constitucionalista Gustavo Ferreyra, el ex ministro de la Corte Suprema de
Justicia fustigó al Gobierno nacional, al que acusó de destruir los límites
democráticos. Criticó la política de seguridad de Patricia Bullrich.
Raúl Zaffaroni y Gustavo Ferreyra
encabezaron un conversatorio en la Universidad Nacional del Oeste en Merlo. El
ex ministro de la Corte Suprema de Justicia inició junto al catedátrico en
Derecho Constitucional de la UBA, un camino de encuentros en casas de estudios
de la provincia de Buenos Aires. Pasó la primera donde dejaron varias definiciones
en relación a las condiciones actuales del Poder Judicial y aseguraron que la
política criminal de Javier Milei y Patricia Bullrich apunta a “destruir el
sentimiento de comunidad”.
La exposición tuvo como título el
“Derrumbe del Estado”. Tanto Zaffaroni como Ferreyra explicaron cómo, desde su
perspectiva, el actual Gobierno nacional atenta contra la Constitución,
erosiona la República y tiene claros comportamientos autoritarios.
En paralelo, el ex ministro de la
Corte expresó una sintonía con la lectura que el gobierno de Axel Kicillof
predica para mejorar la seguridad en la Provincia, el valor estratégico que
tiene aminorar la reincidencia y la inocuidad de frases hechas que impulsan a
superpoblar las cárceles.
Estas consideraciones también lo
acercaron al Papa Francisco. Hace dos años, el sumo pontífice que falleció el
último lunes lo desginó como miembro del Instituto para la Investigación y
Promoción de los Derechos Sociales Fray Bartolomé de las Casas. No es azaroso.
En una nota publicada por este
medio en 2016 tras una visita del juez de la Cámara Federal de Casación Penal
Alejandro Slokar a Roma, se trajo a colación un mensaje papal alrededor de la
Justicia. Se trata del texto "Por una Justicia realmente humana", que
Francisco expuso en 2014, a un año de ser la máxima autoridad de la Iglesia
Católica.
Allí, Francisco dijo: “Se ha
debilitado la concepción del derecho penal como ultima ratio, como último
recurso a la sanción, limitado a los hechos más graves contra los intereses
individuales y colectivos más dignos de protección. Se ha debilitado también el
debate sobre la sustitución de la cárcel con otras sanciones penales
alternativas. En este contexto, la misión de los juristas no puede ser otra más
que la de limitar y contener tales tendencias".
“Milei me acusa de ser el
responsable del baño de sangre, pero ¿dónde está el baño de sangre? El
responsable del baño de sangre va a ser él y su ministra, que es a lo que le
tengo miedo", señaló Zaffaroni ante los presentes producto de los ataques
que suele recibir de parte de la gestión libertaria.
Así, Zaffaroni, quien también fue
uno de los siete jueces que integran la Corte Interamericana de Derechos
Humanos entre 2016 y 2022, subrayó que “el origen democrático no legitima hacer
cualquier cosa”. Señaló que esa línea de pensamiento responde a Carl Schmidt,
un “nazi famoso”, y que, en la actualidad nacional, se “están destruyendo los
límites republicanos”.
“Tenemos un Poder Ejecutivo que
gobierna por decreto, con vocación totalitaria, por parte de un sujeto con
características abiertamente paranoides, con un Poder Ejecutivo totalmente
pulverizado que votó leyes inconstitucionales, y tenemos una magistratura que
la pretenden llamar Poder Judicial pero no es un Poder Judicial”, indicó el
magistrado. Pero, respecto al Poder Judicial, fue más profundo y no consideró
que sea un problema actual. “Nunca lo tuvimos”, indicó.
Por su parte, Ferreyra hizo
hincapié en la naturaleza del título para estas charlas y la idea del derrumbre
como una acción motorizada por alguien y no como algo que sucede sin la
voluntad de otra persona para ejecutarlo.
“El Estado somos nosotros, por eso
el día que el Presidente anuncia que es un topo que viene a destruir el Estado,
dice que viene a destruirnos a nosotros y como viene a destruirnos a nosotros,
viene a destruir la Constitución que la única regla que tenemos para coexistir
en paz”, apuntó el cadetrático.
“Aquel que nos propone
endemoniadamente romper la regla de las reglas, nos está diciendo que va a
regir la ley de la selva”, agregó Ferreyra.
"Locura"
Zaffaroni dedicó varios pasajes
de su exposición a la Corte Suprema, espacio que integró y que viene de
protagonizar la renuncia de Manuel García-Mansilla, el candidato designado por
decreto de parte de Milei y cuyo pliego terminó rechazado por el Senado de la
Nación.
“Hoy a la cabeza del Poder
Judicial tiene tres personas, no hay en el mundo un tribunal supremo con tres o
cuatro personas, esto es una concentración de poder republicanamente
peligrosísima”, definió Zaffaroni, autor de múltiples obras vinculadas al
Derecho Penal.
Bajo esta misma línea de
análisis, Ferreyra subrayó que designar jueces en comisión "es una
locura". "Ganar una elección se hace con la base del principio de
mayoría que no significa dominio o brutalidad de la mayoría", apuntó,
mientras remarcó, al igual que Zaffaroni, que Agentina tiene "una de las
cortes más pequeñas del mundo".
Precisamente, y como conocedor de
lo que sucede en la Corte, Zaffaroni detalló que el máximo tribunal nacional
trabaja en cerca de 20 mil causas por año, donde los jueces que lo componen
“firman sin saber qué están firmando” y en un esquema que pregona una sabiduría
sobre cada materia del derecho, algo que, a su juicio, resulta imposible.
“Necesitaríamos entre 20 y 25
integrantes en la Corte si es que se quiere hacer Casación y control de
constitucionalidad en serio y para que cada juez sepa lo que está leyendo y
conozca la materia”, argumentó.
En relación a la política
criminal que debe desarrollar el Estado, afirmó que las premisas como “meter a
todos en la cárcel” no conduce a una solución efectiva sobre la criminalidad y,
al igual que Juan Martín Mena y Julio Alak, ministro y ex ministro de Justicia
bonaerense, detallaron a este medio meses atrás, aminorar la reincidencia es el
verdadero éxito de la prisión y no su superpoblación porque “genera más
violencia”.
“Tenemos una magistratura que no
es un Poder Judicial”
A lo largo de más de media hora
de exposición, Zaffaroni tocó varios ejes modulares de la Justicia argentina.
Entre ellos, su matriz de funcionamiento. Para el juez, “es mentira que alguna
vez tuvimos un Poder Judicial”. Y así lo explicó.
Zaffaroni indicó que todos los
poderes judiciales del mundo cumplen varias funciones, donde se destaca la
resolución de los conflictos que la sociedad le plantea. Para esa tarea,
apuntó, hay alrededor de 3 mil jueces en todo el país. Pero, en paralelo, dijo
que todos los poderes judiciales del mundo, y subrayó que “todos”, tienen el
rol de controlar la constitucionalidad de las leyes y ejercen la función de
“tratar de unificar, en cierta medida, las interpretaciones de las leyes”.
Sobre este punto se detuvo y
señaló que esta última tarea, la de unificar la interpretación de las normas,
genera jurisprudencia que “es indispensable para que nadie invente lo que
quiere”, una tarea de casación.
Así, Zaffaroni aseguró que ambas
funciones no están presentes en la Justicia nacional. “Hoy se lleva la
constitucionalidad a la Corte para que después de años de proceso determine la
inconstitucionalidad de la ley pero que se aplica al caso en cuestión y después
cada juez sostiene lo que quiere”, explicó. De esta manera, amplió, no existe
la obligatoriedad de jurisprudencia constitucional como sí tiene Estados Unidos
donde “los jueces le hacen la venia a la Suprema Corte.
Además, respecto al tema de
casación, remarcó que “no hay un país en el mundo que tenga códigos únicos,
como en el caso argentino, y no se unifiquen las interpretaciones”. “Tenemos
códigos con 24 o 25 interpretaciones diferentes, entonces sucede que si firmo
un contrato de un lado de la General Paz tiene validez, pero del otro lado me
lo declaran nulo”, ejemplificó el dilema.
Esta combinación de la falta de
jurisprudencia y la liviandad que lleva a la Corte a resolver sobre miles de
causas, arroja una “estructura irracional” del Poder Judicial. Esta es la
respuesta, según Zaffaroni, a porqué alrededor de veinte jueces son los que
están involucrados en el law fare contra Cristina Fernández de Kirchner. “La
Corte Suprema, la Justicia Federal de Capital Federal de Comodoro Py o Comodoro
PRO, como le dicen, más algunos fiscales”, detalló el ex ministro.
La destrucción de la comunidad
El encuentro estuvo organizado
por el Ministerio de Justicia que encabeza Mena, junto con la UNO, cuyo rector
es Roberto Gallo y su vicerrector el actual senador provincial, Gustavo Soos.
La presentación estuvo a cargo de Gallo y del intendente de Merlo, Gustavo
Menéndez, y la moderación en manos de la legisladora provincial Maite Alvado.
Mientras la mitad de la
exposición de Zaffaroni se la llevó el Poder Judicial, la otra mitad recayó en
la política criminal o “la seguridad”. Como primer punto, sostuvo que el Código
Penal fue “destruido” a raíz de las múltiples modificaciones que padeció año a año
sin un orden claro y preciso.
“Después del falso ingeniero
Bloomberg se creó una comisión de legislación penal en la Cámara de Diputados
de la Nación, es decir, se creó una burocracia que sacó una ley penal por mes
durante los últimos veinte años”, indicó.
Desde su mirada, este “disparate”
tiene como sustento una política criminal que hoy “dictan los medios de
comunicación que permanentemente instigan a la venganza”. Aclaró que es “obvio”
que un asesino debe estar diez años “fuera de circulación” pero también subrayó
que los índices de homicidios están descendiendo en CABA y en la Provincia.
Por ende, remarcó, la importancia
radica “no llegar a recoger el cadáver, sino que no haya un cadáver”. Eso,
afirmó, requiere de una política racional y criminal inteligente de prevención.
“No podemos prevenir lo que hará un psicópata, no se podrá prevenir que un tipo
mate a toda su familia para quedar con una herencia, pero sí los asaltos o
robos de autos, pero para eso hace falta algo que no tenemos y es un monitoreo
técnico con relevamiento de la situación de conflictividad criminalizable.
Habló de un informe no solo
cuantitativo sino cualitativo para conocer los tipos de robos o tipos de
asesinatos que se desarrollan. Esta conflictividad, sostuvo, no es pareja en
todo el territorio y tiende a la concentración. Por ende, deben llevarse a cabo
dos tareas de prevención. La primaria, que radica en el “contexto productor” de
la criminalidad, que puede tener como origen un conflicto de clases sociales,
cuestiones raciales, falta de salud o educación pública. Y una secundaria, que
institucionalmente está en manos de la policía.
“Por eso, a la policía hay que
pagar lo que corresponde, mejorarlas, tecnificarlas y entender que los
trabajadores policiales tienen que gozar de todos los derechos de los demás
trabajadores, menos la huelga”, recalcó. “Es un servicio civil, no militar, no
hay que confundir esto porque tenga uniforme, pero sí es el trabajador menos
respetado que tenemos”, aseguró.
En este sentido, Zaffaroni
remarcó que “hoy se está yendo a contramano de toda política criminal racional
porque si ni cuidamos a la policía y se habla de mano dura o que hagan lo que
quieran, sin respetarla y sin darle condiciones laborales, da como resultado el
deterioro de la función policial y una simbiosis con la delincuencia organizada
del mercado”.
No escapó al análisis de la
política encabezada por Nayib Bukele en El Salvador, citada asiduamente por
Milei y Bullrich. “Soy crítico, pero con honestidad reconozco que asumió la
presidencia sin policía, porque estaba toda simbiotizada con la delincuencia de
mercado, como la protección mafiosa o la distribución de drogas”, expresó. “Es
importante que no rosaricemos a todo el país porque vamos hacia esa simbiosis
que solo provoca caos social”, indicó.
En el marco de los discursos que
no aplican a la realidad, Zaffaroni echó por tierra la bukelelización y también
el “metamos presos a todo el mundo”. Esto, explicó, motiva la superpoblación
carcelaria. “Cuando aumentan los presos no aumenta la cantidad de guardacárceles,
entonces el control interno queda en mano de las bandas, la vigilancia externa
se vuelve porosa, las bandas pujan por el control, llegan armas y empieza los
motines y descuartizaciones”, subrayó.
“Esto no es una mera deformación
profesional, esto caotiza el Estado, donde en Ecuador hubo 600 muertes en
cárceles por culpa de enfrentamientos de bandas en este tiempo”, señaló el
juez. “Hay que tener cuidado con convertir las cárceles en campos de
concentración porque eso no es prevención, es produce violencia, porque hay
quien sale a los dos años que entró diciendo yo robé ahora dice soy ladrón”,
fue la alegoría de Zaffaroni.
Señaló, como en su momento lo
hicieron Mena y Alak a este medio, que la población carcelaria proviene de
barrios precarios con escasa instrucción. “Esa es la carne de cárcel porque en
los barrios no se aprende la triangulación de impuestos con Hong Kong”,
comparó. “Mitad de los presos que tenemos están en prisión preventiva, sin
condena, y vuelven al barrio a robar después de dos o tres años y le roban al
vecino, por lo que toda esta situación se vuelve un disolvente del sentimiento
de comunidad”, remarcó el magistrado.
La reconstrucción
De todas maneras, Zaffaroni
aseguró que “el diluvio va a pasar”. “Tenemos que pensar lo que vamos a hacer y
no cometer los mismos errores, así tener una política criminal racional, que la
Corte resuelva la constitucionalidad, que tenga más miembros, que sienta
jurisprudencia”, enumeró el ex ministro.
Recordó que, la actual, no es la
primera crisis política del país. “Hubo otras y las hemos superado, aunque esta
será dura porque la destrucción es fuerte, pero un día llegó Perón y un día
llegó Néstor”, puso sobre la mesa.
La lectura sobre la salida a esta
etapa de gobierno libertario también estuvo presente en las palabras de Gustavo
Ferreyra. El catedrático constitucionalista detalló las múltiples ocasiones en
la que Javier Milei pasó por encima de la Constitución, como el decreto 70/2023
o la Ley Bases y “que el Poder Legislativo convalidó”.
“Vamos a tener que cambiar de
criterio, no podemos seguir haciendo lo mismo que se hizo hasta ahora, porque
se llegó a este punto de colapso por el criterio instalado de que se puede
vivir sin reglas políticas”, reflexionó el docente.
Relató que, en charlas cotidianas
con Zaffaroni, surgió la idea de denominar como “derrumbe” a este ciclo de
conversatorios. “El derrumbe da la idea de que ver quién está detrás del
derrumbe”, señaló. Todas las comunidades del mundo, afirmó Ferreyra, están
organizadas para coexistir en comunidad, razón por la cual fundan el Estado que
cuentan con una Constitución.
Para Ferreyra, el Gobierno
nacional lleva a adelante la destrucción del actor que permite generar las
reglas de juego claras y enmarcadas en la justicia social. Habló de cómo Milei
le dio la espalda al Congreso desde el primer día, firmó un decreto para
“saquear” la Argentina e impulsó una ley que “abre el país de par en par para
que vengan a sacar todo sin pagar y el que trabaje pague ganancias”.
Enumeró la reducción del déficit
fiscal a base de “sacarles la plata a los jubilados”, los vetos a los aumentos
de los haberes jubilatorios, el castigo a las universidades, el cierre al
progreso de la ciencia, la designación de jueces por decreto, la ausencia de
obra pública para conectar el país, la ausencia de inversión en la salud
pública, la censura al periodismo, la falta de respeto al federalismo y “como
frutilla del postre” el criptogate.
“La Constitución es un
instrumento para unir la ciudadanía, no hay que violarla”, señaló en más de una
ocasión Ferreyra. Zaffaroni también hizo hincapié en el orden constitucional.
Habló del modelo de Estado argentino, el cual es republicano y federal. “Ambas
características se nutren de ideas del liberalismo político, pero, lamentablemente,
estas palabras pasaron por cloacas a lo largo de generaciones”, subrayó.
“Nuestros liberales bombardearon
la Plaza de Mayo, fusilaron sin proceso y proscribieron durante dos décadas el
partido mayoritario”, concluyó.
*Periodista formado en la UNLZ / Pág 12 / Radio Brújula