¡Qué semana cargada!
Analizar la realidad del país es todo un desafío no solo por los nuevos fenómenos sociales, la enorme crisis de representatividad, y la destrucción que lleva adelante el gobierno nacional provocando enormes dolores y angustias en nuestro pueblo, sino también porque a veces las secuencias de hechos, acciones, actitudes y debates parecen moverse en realidades paralelas.
Valga como ejemplos una marcha en defensa de la educación y en especial de la Universidad pública que genera la principal movilización en todo el país, mas de un millón de personas que pacíficamente, en forma organizada, con consignas bastante coordinadas, muy diversas social y políticamente, por otro un presidente que habla que realiza una cadena nacional para auto-celebrarse y un discurso en la Fundación Libertad que a la vez que deforma los datos y dar vergüenza ajena por la poca seriedad y sin reconocer el daño que está haciendo, unas encuestadoras (que nunca la pegan en las elecciones) que siempre vuelven a presentarse como la quinta esencia de la opinión pública y donde sostienen unos guarismos donde de respaldo popular importante a ese presidente, mientras en las casas se comenzaron a recibir las facturas con inmensos aumentos de los servicios públicos. Y una oposición “dialoguista” que se desvive por agradar a la casa rosada y funciona como oficialismo “racional”, mientras la estructura del partido LLA sangra con peleas de bajo nivel y toscas.
Tratemos de desmadejar.
La marcha del 23 por la educación pública mostró o demostró que el Plan de gobierno agrede a consensos básicos y transversales de los argentinos. Y que no es como sostienen muchos medios de comunicación que se equivocó de enemigo, como si fuera un error táctico. El proyecto de Milei implica para su éxito destruir esos umbrales comunes del país, la “revolución” anarcocapitalista que quiere llevar adelante implica la destrucción de lo construido por lo mejor de la sociedad.
También evidenció que la resistencia necesita de organización popular, de legitimidad de sus convocantes, que los miles que protagonizaron en familia, entre amigos, yendo en grupos sin pertenencia definida, que se reivindica en muchos debates como lo esencial de la masividad y de la calidad de la marcha necesitaban de un canal apto para liberar esa energía democrática. Y no es un dato menor o casuístico del debate nacional porque el enemigo de la Argentina nos quiere solas y solos, aislados, con esa concepción de que mi “éxito” no está atado al desarrollo de la comunidad. Es en la educación como se ve como mayor claridad lo falsa de la concepción ultra individualista. La educación pública, gratuita y de calidad muestra el peso de lo comunitario, de lo social, del estado, para el desarrollo tanto de la ciencia, la tecnología, la salud etc., para todo el país, como para cada uno de los que transitaron y transitan su formación personal en la misma.
Dos mundos paralelos el presidente dice que los empresarios que fugan sus dineros son héroes, y en las calles centenares de miles de pibas y pibes, de profesoras/os, maestras y maestros, de familias y jubilados se abrazan para cuidar la educación de todos. Dos mundos, dos valores, dos caminos antagónicos.
Los analistas siguieron con afán ver si la movilización provocaba renuncias en el gobierno, o si el gobierno daba marcha atrás y comenzaba una verdadera negociación sobre el presupuesto educativo. Hay otro impacto que se debe seguir como proceso social y político, porque el debate sobre la educación y la política de ajuste y destrucción se sentó en millones de mesas de familias, interpeló a todo el espectro social. Mientras muchos dirigentes discuten cuestiones que solo les interesan a los propios dirigentes, este debate, este conflicto le interesa a toda la comunidad.
¿Incide la movilización en la desburocratización del movimiento estudiantil? ¿significara un crecimiento del protagonismo de este? ¿se romperá la apatía y crecerá la autoorganización? De las respuestas que dé la vida a estas preguntas si está claro que variara el escenario político.
Otro de los debates que recorre la esfera de la política es si estas movilizaciones trastocan los planes del oficialismo o es que enfrentamos otro tipo de formación y de coalición de poder que no le hacen mella este tipo de acciones. Por supuesto que el oficialismo, los medios que le responden y sustentan, construyen un balance donde parece que nada se mueve. Sin embargo, por supuesto que golpean a las políticas de Milei y cia, también a la llamada oposición dialoguista que ve como sus actitudes colaboracionistas son criticadas a viva voz, pero también hay que señalar que el debate, el promover la develación de que significan las políticas destructivas oficiales son distintas si la experiencia de la resistencia se desarrolla.
El discurso de Cristina: Más que anarcocapitalismo suena a anarcocolonialismo
Más allá de la inmensa capacidad de CFK de ocupar el centro de la escena cuando se lo propone, lo central de su discurso estuvo en dar argumentos contra este proyecto anarcocapitalista o anarcocolonislismo por la subordinación a los poderes y corporaciones extra nacionales que quieren quedarse con todas las riquezas argentinas, y que Milei encarna en un proyecto ultra extractivista. Que se distingue según la expresidenta del menemismo por contexto y fuerzas puesta en juego. Mostró la importancia del estado para equilibrar las fuerzas del mercado impulsadas solo por la maximización de sus ganancias, aunque con ello se lleven puesto al país.
Y también hizo un llamado de atención a su propia fuerza para salir de debates menores o a destiempo, y a poner la agenda que le interesa a la sociedad aceptando que hay debates que tiene que dar el propio movimiento nacional sobre el proyecto de país, porque si no las derechas y ultraderechas utilizan para llenar ese vacío impulsando procesos de destrucción.
La memoria de un pueblo sobre los logros y la vida cotidiana durante los gobiernos de Néstor y Cristina permitió ganar las elecciones del 2019. Y a la vez el balance popular sobre el gobierno de Alberto Fernández permitió el triunfo de Milei. El pasado reciente en la memoria popular sigue siendo una fuerza importante del presidente actual para conservar los niveles de popularidad.
Mirar la realidad tal cual es, sin confundirla con nuestros deseos, le exige al movimiento nacional y popular desarrollar sus debates, reformular sus proyectos y prepararse para reconstruir el país. Dentro de ese debate también se encuentra la cuestión necesaria de la unidad. Una unidad sin rumbo o que crea que para ganar vale la pena dejarse hegemonizar por los sectores conservadores o por los neoliberales propios profundizara la derrota no solo electoral, sino cultural y política.
La pérdida de rumbo del gobierno anterior no solo estuvo ligada a la actitud frente al FMI, pero no se puede perder de vista que fue un punto clave en la ruptura del contrato social, electoral y también político entre quienes lo integramos. La aceptación y legitimación de la estafa de Macri con el mega endeudamiento cuando una parte del Frente de todos voto a favor del nuevo acuerdo en el Congreso Nacional, no solo significo que los argentinos sin exclusión pagamos ese acuerdo que vulneró hasta las propias normas que rigen al organismo internacional, sino que generó un cogobierno con FMI que desnaturalizó al gobierno y el frente y rompió el contrato electoral con quienes nos habían apoyado.
Las medidas positivas que el gobierno anterior propagandizaba no podían ocultar que aquella medida de legitimación de una deuda que no se investigó (más allá de promesas) y que no se logró aprobación legislativa para el proyecto que fueran los fugadores es decir los beneficiarios ilegales de la misma quienes pagaran y no todos los argentinos, incidió notablemente en la vida cotidiana de las familias, de los trabajadores, de los jubilados, de los empresarios nacionales. La inflación derivada de ese pacto golpeó dándose la paradoja que había bajos índices de desocupación con trabajadores en blanco bajo la línea de la pobreza.
Muchos compatriotas, aunque no hayan votado a Milei admiran su decisión, su voluntad de avanzar aún con ese dogmatismo extremo que tiene. También hay que rastrear este sentimiento en la cobardía de muchos funcionarios del gobierno anterior, el disciplinamiento que aceptaban a las grandes corporaciones o el miedo a los grandes medios de comunicación. Aceptaban poniendo cara de inteligentes que ellos trabajaban por la gobernabilidad, que solo incluía el programa de los grupos de poder, en vez de la gobernabilidad que te da un pueblo y una sociedad protagonizando y respaldando las medidas que se debían tomar.
Y ahora que…
Mientras se termina de negociar entre las diversas capas del oficialismo y la seudo oposición la ley bases y la ley fiscal, que se debatirá en diputados el lunes, en el movimiento nacional y popular los debates no solo se dirigen a como se mejora el proyecto nacional, popular y democrático, sino que algunos tratan de ver si hay resquicios para apoyar partes de esas leyes del oficialismo. Todo lo cual habla también de la crisis que vive el movimiento y la necesidad de la reconstrucción del frente nacional sobre nuevas bases.
Un dato positivo es que el bloque de UxP se plantea mayoritariamente el rechazo a la ley ómnibus disminuida, a las privatizaciones y reforma laboral que contienen, sino que trabajan para lograr tratar el DNU 70 en diputados y rechazarlo quitándole así las facultades extraordinarias, arbitrarias e ilegales que le otorga al ejecutivo.
En consonancia el lunes a la tarde se pondrá en marcha una mesa multisectorial que liderará una campaña por 1 millón de firmas contra el DNU para que el protagonismo y rechazo al mismo se extienda a todos el país, y que también sirva para unificar reclamos y formas organizativas.
Junto a las movilizaciones del primero de mayo, lo central es preparar el Paro Nacional, tomar el ejemplo de las acciones previas a la marcha del 23 donde hubo infinidad de asambleas y acciones destinadas a promover la acción común. Como decíamos en el número pasado, el Paro nacional hay que construirlo, y cada uno desde su lugar ayudar a las centrales obreras a que se un éxito y un momento en la resistencia para detener la destrucción nacional.
*Alejandro Mosquera. Director de Iguales. Director del IEFI – Instituto de estudios y formación para la Igualdad. Ex diputado de la Pcia de Bs.As. y Presidente de la Cámara de diputados. Dirigente de Soberanxs