Mañana es el día después del cambio de la política cambiaria. Lo concreto es que hay una devaluación y se afloja el “cepo”, aunque parcialmente.
13-4-2025.- Escribo esto un domingo, mañana es el día después del cambio de la política cambiaria. El título remite a una película donde el “calentamiento global”, provocado por la “mala praxis” del hombre anticipa el regreso de una era de hielo. La metáfora el “desastre global” enlaza con el título del film: la preocupación por mañana y el después.
Lo concreto es que hay una devaluación y se afloja el “cepo”, aunque parcialmente. Claramente el Gobierno se vió obligado a abandonar el Plan A “aguantar” hasta octubre con las devaluaciones del 1% mensual, al tipo de cambio oficial vigente al viernes. La combinación de las presiones del FMI para desembolsar fondos, incluida la visión de Estados Unidos como “accionista principal” del FMI y la lectura de que “no se llegaba” así a octubre activaron de apuro el “Plan B”.
No es el mejor momento para tocar la política cambiaria, en el medio de una crisis global y con un pésimo dato como la inflación de marzo conocida el viernes, pero la necesidad tiene cara de hereje y de paso un tema “el fin del cepo” tapa temporalmente en lo mediático el pésimo 3,7% del IPC. Javier Milei dijo que no iba a devaluar, tuvo que hacerlo.
Antes de analizar el día de mañana es importante tener en cuenta que la “liberación del cepo” es parcial solo para personas físicas, lo que limita la demanda potencial de divisas. Las personas jurídicas: empresas e inversores institucionales siguen sujetos salvo las utilidades y dividendos que se generen este año, al filtro de la “conformidad previa” y/o normas del Banco Central.
Sigue el “semicepo”
Esta situación es diferente a la de fines de 2015 que fue una liberalización total y también a 2018 cuando la dolarización y fuga de capitales podía ser plena. El Banco Central continúa con el “semicepo” administrando relativamente el nivel del tipo de cambio. Así desaparece virtualmente la brecha cambiaria, pero el nivel del tipo de cambio dependerá del juego de oferta y demanda con un Banco Central en mejores condiciones, pero no inmune a una mayor dolarización.
Este “cambio de estrategia” de apuro se cocinó desde hace un mes, cuando se vió los límites del “plan aguantar”, el rebrote inflacionario y se decidió aceptar las imposiciones del Fondo, jugando a suerte y verdad. Hubiera sido más fácil para el Gobierno salir de las restricciones luego del blanqueo, con mayor reservas y nivel de confianza pero Milei se enamoró del Plan A. Más “libertad” pero sigue el “intervencionismo”.
En estos tres meses, el Gobierno fue calibrando el “día de mañana”. Naturalmente hubo filtraciones. Evitando suspicacias, la medida se filtra cuando las normas a implementarse para el cambio normativo se abren no solo a más funcionarios para su implementación sino al sector privado.
Es necesario adelantarles a los bancos cuestiones operativas incluidas la adaptación de los sistemas para habilitar la compra de dólares sin restricciones y no todo puede hacerse luego del viernes a las tres de la tarde en que cierra el mercado. Es muy probable que algunos actores hayan operado con la información. Es notorio fuera de la dinámica de “corrida” de las últimas dos semanas que los últimos días la “devaluación” estaba instalada.
Fuera de discutir cuestiones operativas que incluyen aceptar limitaciones de compras en efectivo tanto para “prevenir operaciones ilícitas” como para que no se vean “largas colas”, uno puede intuir la preparación del día D. Luego del día D viene preparase para el “día después de mañana”.
Un Banco Central habla con los grandes exportadores y con los importadores. Es clave que los exportadores “liquiden” ya sin el dólar blend y con todos los incentivos a esperar un dólar más alto. Que los importadores no se apuren todos a comprar, para no generar mayores presiones, fuera del esperable “aluvión” de los minoristas, tras 6 años de restricciones y un contexto global y local que anima a cubrirse de mayores devaluaciones.
También es imaginable que operadores amigos, los que desean que al modelo les vaya bien ayuden poniendo órdenes al precio deseado. También es importante que los “Research” de potenciales organizadores de privatizaciones y colocaciones de financiamiento muestren optimismo en sus informes y “animen” a operadores e inversores.
“Toto” (El Ministro Caputo) es trader de alma. Uno puede imaginar su alma entre dos pulsiones. Una preparar todo para sincronizar una apertura arriba del piso, cerca del medio de la banda para mostrar que “nada cambia para la gente”. O puede animarse a dejar que toque el techo de 1400 pesos y “hacer perder a los especuladores”. Una versión actualizada de la orden muralla de US$ 5.000 millones a $25 por dólar que implementó a mediados de 2018, para frenar la demanda, hasta que “el calentamiento global y local” barrió la muralla hasta una nueva devaluación. El dólar cripto a $ 1315 por dólar que cotiza el domingo 13 cuando escribo estas líneas, previo al día D, navega en la mitad de las dos opciones de “Toto”.
El día después de mañana
Está claro que la sustentabilidad del esquema depende del “carry trade”, si la mano se pone peluda el BCRA deberá subir más la tasa de interés, para tentar a los apostadores a quedarse un tiempo en pesos. Una medicina riesgosa por su impacto recesivo en la economía real y el impacto fiscal en el costo de la deuda del Estado y del Banco Central.
Una medicina amarga que es el segundo recurso, fuera de calibrar la demanda y fomentar oferta amiga en el mercado, si hay presión a tocar el techo de la banda. Recordemos que la convertibilidad, un régimen monetario estricto garantizado por ley y con apoyo externo sufrió dos meses de corrida en abril y mayo de 1991 hasta estabilizarse y lograr credibilidad.
La tasa actual garantiza ganancias en el “carry” si se bajan las expectativas de devaluación. Si los operadores comparan la tasa mensual vigente por debajo del 3% mensual , pero por arriba del 1% de devaluación “esperada”, varios operadores se tentarán con el ir al “casino”. Los argentinos suelen mirar la rentabilidad en dólares y las “cuentas” cerrarían a esta tasa, con lo justo sin mucho margen. Pero si el juego de apostar a la tasa se mide contra la inflación esperada de abril y mayo de mínima por arriba del 5% en abril y del 4% en mayo, será necesario subir la tasa. Como en 1991 dos meses difíciles.
Una clave será el trasvasamiento de la devaluación esperada a la “inflación”. Quizás no sea el 100% como en 2023 y 2024, pero seguro el “pass through” será alto y así el tipo de cambio que al techo de la banda recuperó competitividad, volverá a atrasarse.
La suerte del esquema “armado para tirar hasta octubre”, depende crucialmente de factores externos ajenos al gobierno. El conflicto global y su impacto en nuestro comercio exterior (demanda de nuestras exportaciones, precio de la soja y del petróleo) el impacto en monedas emergentes, especialmente Brasil y países de la región donde una presión devaluatoria obligaría a mayores reservas para defender la “banda de flotación”.
La situación internacional también influirá por el canal financiero. La “apertura” esperada por el Gobierno coronaba con volver al mercado de financiamiento voluntario. Pero el riesgo país está alto para que las reservas puedan reforzarse por esta vía en lo inmediato, salvo que la situación global tire muy a favor. Habrá que conformarse con un “repo”, al menos por ahora.
Otro tema importante, el gobierno señala que el tipo de cambio de equilibrio está dentro de la banda de flotación. Que el tipo de cambio de convertibilidad (estilo los 90) está debajo del piso y que el agregado monetario M2 (que incluye la circulación y saldos en pesos de cajas de ahorro y cuenta corriente) está cubierto por las reservas al tipo de cambio de la banda establecida.
Lo cierto es que el tipo de cambio de paridad está por encima de la banda ($1600) y que si se considera el M3 que incluye los depósitos y también bonos en pesos que puedan dolarizarse el tipo de cambio de dolarización es mas alto. Por esto se mantienen las restricciones a personas jurídicas sino el tipo de cambio de equilibrio supera los $ 2.000 por dólar aún con las reservas reforzadas en US$ 23 mil millones.
Probablemente el Banco Central respire aliviado el día de mañana. El tema es el día “después de mañana”. La ingeniería financiera puede funcionar en el corto plazo si el “calentamiento global” no dehiela témpanos que generen maremotos en la aldea global y en nuestro país.
Sigue faltando una visión económica integral que genere dólares genuinos y evite perder dólares en el colador de una apertura a contramano del conflicto geopolítico. Pero uno espera que el Banco Central este concentrado en el mañana. Después de mañana Trump, el mundo, el devenir de la política, los aciertos o no de la gestión proverán. O no. Tema de un próximo artículo.
*Director de Synthesis y ex Presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA).