La virtualización de prácticamente todos los ámbitos de la vida margina a todo un grupo social que corre por detrás de las actualizaciones sin poder alcanzarlas
Ya no se necesita salir de casa
prácticamente para nada. Los pagos y trámites se han digitalizado casi en su
totalidad, para muchas cosas ya no hay que ir al banco ni a oficinas estatales,
todo está al alcance de un clic.
Esta digitalización de la vida
celebrada por la comodidad que trae, expulsa y margina a los adultos mayores
que se ven obligados a aprender o a depender eternamente de un familiar que los
asista cada vez que tienen que hacer algo. Es que en ocasiones hasta en los
trámites que aún pueden hacerse de manera presencial, antes se debe sacar turno
de manera virtual.
Esta brecha digital impulsó la
creación de una campaña en redes sociales llamada “no soy idiota, soy mayor”,
que busca concientizar sobre el tema y llamar a los más jóvenes, sobre todos a
quienes trabajan en atención al público, a que tomen nota de lo que esta
sucediendo.
“Cada día nos ponen más limitaciones
y cada día es todo más difícil”, opinó un vecino al respecto, quien pidió
resguardar su identidad porque “van a decir que me quejo por todo”, argumentó y
reveló lo que le sucede a muchos de los que se encuentran en su posición: les
da vergüenza pedir ayuda.
“Ahora se suma lo de las recetas que
tienen que ser electrónicas, son todas cosas que complican a los que somos más
grandes nos cuesta mucho, más si pasaste 70 años haciendo las cosas de una
forma y ahora cambia todo”, manifestó el hombre.
Así delimitó el problema que muchas
veces los nativos digitales no pueden comprender, no es falta de voluntad por
aprender cosas nuevas sino que ellos ya estaban adecuados a otras maneras de
solucionar las cosas y a las que vieron quedar obsoletas sin poder hacer nada
al respecto.
La situación es mucho más amena para
aquellos que cuentan con la ayuda de sus familiares de los que se vuelven
totalmente dependientes. “No puede ser que uno tenga que estar esperando a que
venga un hijo o un nieto a solucionarle los problemas”, apuntó en ese sentido
el vecino y destacó: “Nos hemos adaptado a muchas cosas. Yo quizás a menos,
porque a la computadora no pude, por ejemplo. Pero tuvimos que adaptarnos a la
computadora, a los celulares, a que no se use más el teléfono fijo” y la lista
sigue.
EDUCACIÓN PERMANENTE
“Nosotros hemos hecho varios estudios
en el marco del proyecto ‘Ciudades amigables con las personas mayores’ y uno de
los principales problemas que detectamos fue la dificultad para acceder a la
tecnología, justamente por parte de las instituciones que están dedicadas a su
atención como ANSES, el IPS, obras sociales, bancos, y más”, indicó Silvia
Gascón presidenta de la Red Mayor La Plata y Directora del Centro del
Envejecimiento Activo y Longevidad de la Universidad Isalud.
Muchos de los adultos ni siquiera
piden atención personalizada en la oficina física, con un llamado bastaría,
pero hablar con un operador se volvió casi imposible. “Llaman y te van pasando
de línea a línea y nunca logras hablar con una persona. Esto hace que las
personas mayores cada vez se sientan más retraídos”, describió la especialista
en gerontología y detalló: “De tecnología la gente grande básicamente sabe
utilizar WhatsApp y Facebook y ninguno de estos dos dispositivos le permiten
manejarse fácilmente con los requerimientos que hacen las instituciones como
los formularios online, por ejemplo”.
En ese sentido sentenció: “Los bancos
aparecen como el principal enemigo de las personas mayores. No se preocupan por
las dificultades que tienen, del miedo que tienen a veces en utilizar los
cajeros automáticos, por ejemplo, lo que hace que retiren todo el dinero de una
vez y se exponen así a los peligros de la inseguridad”.
La solución para esto sería la
“educación permanente”, planteó: “Un concepto que implica que uno aprende a lo
largo de toda la vida y en distintos lugares, se aprende en la casa, se aprende
en el trabajo, se aprende en cursos, se aprende en cualquier lugar. Entonces,
es imprescindible que se desarrollen paralelamente con esta inclusión de nuevas
tecnologías, actividades de capacitación adaptadas a personas mayores para que
puedan ir sumándose y seguir incluidas”.
Es que para poder envejecer con
dignidad o tener un “envejecimiento activo” hay que lograr garantizar ciertos
pilares como el “acceso a la salud, seguridad económica y participación social.
Y en los últimos años a estos se les sumó la educación permanente, porque para
poder estar incluidos es necesario seguir aprendiendo”, explicó Gascón.
La solución provisoria a este
problema que encuentran muchos es acudir a sus hijos o nietos, pero como planeó
el vecino “uno no puede estar esperando a que vengan”. “Los hijos no siempre
están disponibles”, expresó Gascón y agregó que por más que puedan ayudar a sus
padres estos “pierden la independencia que es un valor fundamental”.
Entonces si la digitalización de los
trámites llegó para simplificar las cosas “antes de hacer estos cambios se debe
tener en cuenta a las personas que van dirigidos y en qué condiciones están
para poder acceder a esos cambios de tecnología, porque es sencillo desde el
área de informática implementar estos cambios sin tener en cuenta como se van a
adaptar”, concluyó la especialista.
*Presidenta de la Red Mayor La Plata y Directora del Centro del Envejecimiento Activo y Longevidad de la Universidad Isalud.
El Día